jueves, 5 de marzo de 2009

Universal: García Soto

Calderón vs. gobernadores, ¿hasta dónde?


¿Por qué el gobierno y su partido eligen este momento para enfocar sus dardos a la actuación de varios mandatarios priístas frente al problema del narcotráfico?


Tras el episodio del enojo presidencial en Los Pinos, el martes 17 de febrero, las relaciones entre el presidente Calderón y su principal aliado político, el PRI, quedaron tensas. El encontronazo entre el jefe del Ejecutivo federal y los mandatarios estatales priístas, por la acusación de “omisión” hecha por el Presidente contra los gobernadores, abre un capítulo que pudiera significar el fin de la alianza política que ha permitido a Felipe Calderón gobernar y sacar sus iniciativas en el Congreso.

Las declaraciones del presidente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares, sobre el fracaso de los gobiernos del PRI en el combate al narcotráfico y su intento de “rendición” ante el crimen organizado, fueron un mensaje directo que se derivó de la tensa reunión entre Calderón y los mandatarios priístas, y confirman que los ánimos quedaron caldeados desde aquella comida en la casa presidencial que terminó incendiada.

Pero, ¿qué buscan Calderón y el PAN confrontándose en estos momentos con sus principales aliados políticos? Porque aunque haya razón en los señalamientos del líder panista sobre la herencia del narcotráfico que dejó el régimen del PRI —ciertamente agravado a niveles de caos en ocho años de presidencias del PAN—, las iniciativas y reformas que ha logrado sacar el Presidente en el Congreso, en materia de seguridad y combate al crimen organizado, no hubieran salido sin el voto a favor de los congresistas del priísmo, que le han dado a Calderón mayores hombres, armas y bases legales para ampliar la guerra legal contra narcos y criminales.

¿Por qué entonces el gobierno y su partido eligen este momento para enfocar sus dardos a la actuación de varios gobernadores priístas frente al problema del narcotráfico?

Las presiones para que el gobierno mexicano escale en su guerra contra los cárteles de la droga son reales y provienen en buena parte de Estados Unidos. Desde que inició la campaña sobre el Estado fallido, hace algunos meses, junto con las opiniones, los análisis y las declaraciones de prominentes figuras de las élites políticas y militares de Washington corrían inquietantes preguntas: ¿cuándo caerán peces gordos? ¿Cuándo veremos caer a un narcogobernador?

El propio gobierno calderonista tiene información de inteligencia militar que apunta a una lista de ocho gobernadores involucrados en diversos grados con el narco. Desde los que recibieron financiamiento en sus campañas, o los que lo reciben actualmente, hasta los que han “pactado” o “negociado” con los cárteles que operan en sus estados para darles libertad de acción y no meterse en sus actividades.

Por ahí venía el reclamo directo que Calderón les hizo a los gobernadores del PRI que se reunieron con él en Los Pinos la semana pasada, el mismo que fue replicado por los priístas y que desató la ira presidencial.

En la Sedena, al más alto nivel, han comentado con alcaldes la existencia de esas listas de narcogobernadores. En una ocasión, el secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván, fue interrogado por un presidente municipal que, al escuchar al militar hablar de esa lista, le preguntó: “Con todo respeto, si lo saben, ¿por qué no actúan, mi general?”. La respuesta del titular de la Sedena fue breve pero contundente: “Acuérdese que yo no me mando solo. Yo recibo órdenes”.

En la valoración que de esos informes de inteligencia militar han hecho en Los Pinos hay un cálculo claro de por qué no se podría actuar contra algunos de los gobernadores ubicados por la Defensa como “vinculados” al narco. “Se nos cae todo, la alianza con el PRI”, han comentado en la casa presidencial sobre ese tema.

La pregunta sería si ese cálculo cambió en Los Pinos, y si —ya fuera por presiones externas o por un bien medido efecto electoral en las actuales campañas— un obús del tamaño de un pez gordo pudiera ser lanzado en las próximas semanas.

NOTAS INDISCRETAS... Hablando de gobernadores, pésima señal lo ocurrido con el de Chihuahua, José Reyes Baeza. Aunque el mandatario intentó primero minimizar los hechos en los que murió su escolta personal, está claro que el atentado era en su contra. Que no se olvide Reyes Baeza que ya en una ocasión balearon a su antecesor, Patricio Martínez, por lo que, en lugar de tratar de tapar el sol con un dedo, debiera tomar las medidas necesarias... Por cierto, el atentado fallido se dio justo en medio del pleito declarativo que traía el gobernador con el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y con la canciller Patricia Espinosa. Lo cual hace pensar en una vieja máxima: divide y vencerás. El problema es quién la está aplicando... Los dados retoman el paso. Escalera doble.

Universal: García Soto

El día que el Presidente se enojó


Podría haber sido cualquier día, pero fue específicamente el martes pasado


El Ejército está molesto, la situación es muy grave y no pueden escatimar apoyo, fueron frases del Ejecutivo que se salieron junto con otras palabras

Podría haber sido cualquier día, pero fue específicamente el martes pasado. A la residencia presidencial de Los Pinos llegó, en sigilo y a una comida privada, un reducido y selecto grupo de priístas convocado por el presidente Felipe Calderón para “dialogar” sobre la situación del país. Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa y Beatriz Paredes encabezaban la cúpula del PRI junto con varios gobernadores de ese partido, recibidos en uno de los salones de la casa presidencial.

Enrique Peña Nieto, Humberto Moreira, José Reyes Baeza, Fidel Herrera, Natividad González y hasta el “precioso” Mario Marín estaban entre los mandatarios presentes. Al Presidente lo acompañaba el secretario Agustín Carstens. Los temas, la lucha contra el narcotráfico y la crisis económica.

Todo iba bien cuando sirvieron las entradas; la cortesía política por delante, los abrazos y saludos acababan de pasar y el Presidente comenzaba su alocución. Una descripción-diagnóstico de las dos complicadísimas coyunturas que enfrenta el país: la guerra contra el crimen organizado por un lado y el complejo panorama económico por el otro. Para después de la sopa, el Presidente comenzó a hablar de lo difícil que está la confrontación violenta con los grupos del narcotráfico en el territorio nacional. Reiteró que su gobierno no va a ceder, que están decididos a someter a los distintos cárteles y que necesita el apoyo de todos los mexicanos para librar esta guerra.

Y en esa última parte vino un comentario del jefe del Ejecutivo que incendió —poco antes del postre— el encuentro. Algunos gobernadores, dijo el Presidente, no están haciendo su parte en esta guerra y prefieren desentenderse de la gravedad del problema.

Los comentarios presidenciales tuvieron un efecto inmediato; más de un gobernador se atragantó con el café. Uno de los que replicaron la afirmación de Calderón fue el coahuilense, Humberto Moreira. No estoy de acuerdo, dijo Moreira —según las mismas fuentes—; me parece injusto que se acuse de inacción, cuando está claro que ni el aparato estatal ni los alcaldes tenemos la capacidad de reacción que se necesita para enfrentar a tan fuertes enemigos.

La réplica cayó como bomba en el ánimo de Calderón. La expresión en el rostro y el fuerte tono de voz mostraban algo más que molestia. La cortesía inicial dio paso a un mandatario enojado, iracundo, que rechazaba el argumento de Moreira. Las expresiones subieron de tono; el gobernante se dijo en el límite materno. El Ejército está molesto, la situación es muy grave y no pueden escatimar apoyo, fueron frases del Presidente que se salieron junto con otras palabras, altisonantes algunas, en la fuerte respuesta.

Para entonces, cuando los meseros recogían el postre, el ambiente se había crispado, era de enfrentamiento. “Deseo que Dios no los deje ganar en 2009”, les dijo Calderón a los priístas.

En el punto de mayor tensión, intervino el coordinador de los senadores del PRI. En estos tiempos difíciles, dijo Beltrones, tenemos que serenarnos todos. Hay que serenarnos, Presidente, dijo el priísta tratando de calmar lo que ya se había vuelto un abierto intercambio de reclamos.

Cuando las cosas se calmaron, hubo tiempo, dicen las fuentes, de escuchar al Presidente hablar de la crisis. Pero cuando salieron de la blanca casona que mandatarios de su partido habitaron por 71 años, a varios priístas les quedó la sensación de haber visto un Presidente al límite.

Cartón: Helioflores

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Cartón: Rocha

Cartón: Helguera

Jornada: Rayuela

Jornada: Bancos


Andrea Becerril

Senadores de todas las fuerzas políticas se confrontaron ayer con representantes de los banqueros, la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Servicios Financieros (Condusef), quienes expresaron rechazo absoluto a que el Congreso fije topes máximos a las comisiones y tasas bancarias, ya que, sostuvieron, ello disminuirá el crédito y perjudicará sobre todo a los más pobres.

Durante una reunión de casi cuatro horas, el presidente de la Condusef, Luis Pazos; el de la Asociación de Bancos de México (ABM), Enrique Castillo Sánchez Mejorada, y el titular de Banca y Ahorro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Guillermo Zamarripa, recalcaron una y otra vez que la experiencia internacional muestra que no funciona el control de tasas de interés y aseguraron que los bancos han comenzado a bajar las comisiones y éstas no son tan altas en relación con las matrices extranjeras, como se ha asegurado.

En ese encuentro, la mayoría de los integrantes de las comisiones dictaminadoras de 11 iniciativas que buscan regular el comportamiento de la banca refutaron las afirmaciones y las cifras de funcionarios y banqueros, y les advirtieron que con o sin ellos van a llevar a cabo la reforma al sistema financiero para que bajen las tasas de interés. El senador Tomás Torres, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), dejó muy claro que se acabó la época en que la Secretaría de Hacienda era la que legislaba.

Antes, Zamarripa incluso recomendó a los senadores que no se les pase la mano, porque si fijan un techo para las tasas y comisiones bancarias no sólo inhibirán la inversión, sino que se le puede crear un problema financiero a los bancos y eso no es bueno.

El funcionario hacendario sostuvo que las utilidades de los bancos se han comprimido, que hay una baja en el monto nominal de las comisiones y que en el caso de las tarjetas de crédito sí son más elevadas, pero es debido a que tienen mayor riesgo financiero. Les aconsejó que en la ley sólo queden los principios generales, ya que no es conveniente una legislación descriptiva y limitativa.

Por su parte, Pazos expuso que los banqueros no son hermanas de la caridad, pero que la experiencia en Alemania, Estados Unidos, Colombia y otras naciones señala que poner techo a las tasas de interés tiene efectos contraproducentes para los usuarios y dejó entrever que hay un trasfondo electoral en esa reforma.

El presidente de la Asociación Mexicana de Bancos, Castillo, destacó también que la infraestructura de la banca sigue creciendo, aseguró que han moderado las comisiones que cobran y que el problema está en que las comparaciones se hacen a través del costo anual total (CAT), el que no refleja adecuadamente los costos reales que tienen los usuarios de tarjetas de crédito.

La mayoría de los senadores estaban indignados. La perredista Minerva Hernández les criticó su falta de sensibilidad. Igual hizo José Luis Lobato, de Convergencia, y el panista Rubén Camarillo los confrontó. A Pazos le dijo que en la propia página electrónica de Condusef están cifras que hablan de que Bancomer cobra en México tasas de 80 por ciento y su matriz en España 25 por ciento, o HSBC, que aquí cobra 77 por ciento y en Inglaterra 16 por ciento.

Les exigió que le explicaran por qué si dicen que los intereses por tarjeta de crédito son de 30 por ciento en promedio, a él y a otros usuarios de Aguascalientes les cobran más de 50 por ciento. Y aquí están los estados de cuenta, les dijo.

El senador Fernando Castro Trenti, del Partido Revolucionario Institucional, cerró la ríspida reunión y les advirtió que las 11 iniciativas se van a convertir en dictamen y luego en ley. Tenemos que recoger sus preocupaciones, pero no creemos que su verdad sea absoluta.

No es un asunto de partidos, insistió; les pidió participar porque de todas maneras vamos a hacer la reforma al sistema financiero y a mexicanizar la banca.


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