lunes, 22 de junio de 2009

Universal: AMLO

El verdadero Andrés Manuel II




El viernes pasado publiqué en este espacio un comentario sobre López Obrador. Ciento cuarenta y seis mil personas lo leyeron y mil 106 hicieron comentarios. Son cifras que confirman lo central que es, y ha sido, Andrés Manuel en la vida política mexicana de los últimos años. Andrés Manuel apasiona y polariza.

La dimensión del debate me llevó a hacer una clasificación de todas sus aportaciones. Sin ninguna pretensión, no se trata de inferir a partir de sus comentarios lo que opinan hoy los mexicanos, es sólo una manera de darle forma al esfuerzo de tantos lectores.

Dividí en cuatro categorías sus comentarios: en una primera categoría están Los Incondicionales, aquellos que rechazan de tajo cualquier crítica a López Obrador y que responden con virulencia y enojo. Están luego Los Comprensivos, aquellos que sin defender en particular la actitud de López Obrador en Iztapalapa creen que hay que entenderla en un contexto más amplio, la persecución en su contra, la injusta decisión del Tribunal Electoral, el acoso de las mafias, la baja calidad de todos los otros actores políticos. Una tercera categoría es la de Los Críticos: que cuestionan la actitud de López Obrador en Iztapalapa y sus decisiones desde el conflicto postelectoral pero lo hacen sin mucha pasión, con cierto desencanto. Por último están Los Adversarios, los que dicen que siempre supieron que López Obrador era autoritario y un peligro para México.

Después de eliminar los comentarios que se repiten, los que se refieren a otros temas, quedó un grupo de 622. De estos 622, 120 entran en la categoría de Incondicionales, 125 son Comprensivos, 90 Críticos y 277 Adversarios.

Dos aclaraciones: Criticar a AMLO no implica apoyar a Calderón. Y a Los Comprensivos: no ignoro el contexto en el que López Obrador armó su estrategia de Iztapalapa, sin embargo, considero que incluso aceptando que el Tribunal tuviera la aviesa intención de destruir a la izquierda al desconocer a Clara Brugada, la reacción de López Obrador es inaceptable. No es que neguemos su calidad humana ni su derecho a la equivocación, él mismo siempre ha pretendido colocarse en el nivel de los políticos excepcionales, los que no sucumben a los intereses económicos, para quienes su país está antes que la familia, los que tienen una misión. Sin embargo, ni su tono, ni su modo, ni el fondo de su proceder corresponden con esa imagen ni con un genuino compromiso democrático. Nelson Mandela estuvo más de tres décadas en la cárcel y no salió exudando rencor, ni con gritos destemplados.

SDP


El diario Reforma dio a conocer, el pasado fin de semana, que en cierta averiguación previa de la PGR un testigo protegido asegura que el gobernador perredista de Michoacán, Leonel Godoy, recibió financiamiento del cartel de las drogas llamado "La Familia" durante su campaña electoral de 2007.

Esa fue una campaña totalmente dirigida por los chuchos (Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete, etcétera) a la que no se invitó a Andrés Manuel López Obrador, algo que en su momento fue muy celebrado por los columnistas más identificados con el PAN, con el PRI y con el gobierno federal, que vieron en la victoria de Godoy una victoria todavía más grande de Calderón, ya que desde antes del día de las elecciones el ahora gobernador michoacano se entregó al inquilino de Los Pinos.

Las siguientes citas son contundentes:

Pepe Grillo, en Crónica: "Cuenta también para el triunfo de Leonel Godoy, que parece seguro, que a López Obrador le prohibieron asomarse por allá. Donde él va, perdemos, dicen".

Martín Moreno, en Excélsior: "... ‘Con gusto trabajaré con el presidente Felipe Calderón', dijo ayer Godoy. ‘Sería un suicidio no hacerlo'. Más claro, imposible. Con sus frases ratifica lo que hizo en campaña: arroparse al cardenismo y alejarse del lopezobradorismo".

Joaquín López-Dóriga, en Milenio: "Godoy registró que López Obrador no era la llave para abrir las puertas del gobierno de Michoacán, al contrario, y como luego revelaría Carlos Navarrete, fue ‘una estrategia' la ausencia del ex candidato presidencial en la campaña michoacana".

Ricardo Alemán, en El Universal: "Así, cuando Godoy reconoció la legalidad del gobierno de Calderón -y con ello desató la más reciente crisis en el PRD-, en realidad envió un claro mensaje al PAN y a la casa presidencial: el mensaje de que en Michoacán, el centro fundador del PRD, Calderón tendría un aliado que, además, le daría una importante porción de la legitimidad que le ha escatimado un sector de la izquierda".

Pepe Grillo, en Crónica: "Leonel Godoy fue a ver a López Obrador a su casa de campaña. Dijo que le refrendó su amistad, después que lo ahuyentó de Michoacán, para no perder la elección".

Columna Trascendió, en Milenio: "Que hablando de Leonel Godoy, terminó la campaña sin que el ‘presidente legítimo' Andrés Manuel López Obrador encontrara un espacio en su agenda para acompañarlo en algún acto de campaña".

Ubaldo Díaz, en Crónica: "Reconocen tanto Godoy como Jesús Ortega, que el tabasqueño le hubiera quitado votos".

Yuriria Sierra, en Excélsior: "La relación entre Godoy y Andrés Manuel López Obrador comenzó a enfriarse mucho, después de que, en una entrevista que le hice todavía en Proyecto 40, el candidato me dijo que, si ganaba la gubernatura, sí reconocería al presidente Felipe Calderón y trabajaría con él... Godoy se dio cuenta de la picada en la que iba su campaña y optó por distanciarse definitivamente de López Obrador".

Katia D'Artigues, en El Universal: "Ahora bien, Godoy, al parecer, pinta su raya con Andrés López Obrador, el "presidente legítimo". ¡Le tomó la llamada a Felipe Calderón! Ouch. Lonoool y árnica para AMLO".

Jorge Fernández Menéndez, en Excélsior: "Hay quienes aseguran que quizás, al asumir el gobierno, Godoy puede regresar a posiciones duras. Lo dudo... Si Godoy regresa a la línea dura, la entidad se le tornará ingobernable. Si se mantiene en su actual posición, gana en todos los sentidos. Y Godoy ha demostrado ser, por sobre todas las cosas, un político pragmático. Michoacán puede ser el inicio formal de algo nuevo en el perredismo y, sin duda, la confirmación de que el cardenismo es una fuerza que no puede ser desdeñada, como lo hizo López Obrador, en la vida política".

Luciano Pascoe, en Crónica: "Leonel Godoy, candidato del PRD logró algo que parecía imposible para cualquier perredista: Cuauhtémoc Cárdenas, dirigente histórico de ese partido, apareció en público acompañando y respaldando al candidato en cuestión. Sin embargo, a pesar de este logro, no alcanzó a cumplir su objetivo de incorporar a López Obrador a su campaña. Las versiones sobre este hecho varían, la oficial es que nunca lograron hacer coincidir las agendas. Las versiones extraoficiales van desde el rechazo absoluto de Andrés Manuel a aparecer con Godoy después de su acuerdo con Cárdenas. Otras dicen que, por el contrario, el veto al tabasqueño surgió de las propias filas perredistas en el estado".

Francisco Garfias, en Excélsior: "Los perredistas empiezan a darse cuenta de que es más rentable para la causa social actuar dentro de los cauces legales, que andar en las fantasías de los gobiernos legítimos. Leonel Godoy, quien se desmarcó de la línea rupturista de Andrés Manuel López Obrador, ganó cómodamente las elecciones en Michoacán, con la ayuda de Cuauhtémoc Cárdenas. Antes de que sus paisanos fueran a las urnas, el ahora gobernador electo hizo dos peticiones a su partido: que el legítimo no se parara por Michoacán y que los diputados amarillos no armaran más sainetes en San Lázaro. Las dos se cumplieron. Ya con el triunfo en la bolsa, el ‘cardenista' Godoy le dijo a Carlos Loret de Mola que ‘con mucho gusto' va a trabajar ‘con el presidente Calderón'...".

Leo Zuckermann, en Excélsior: "Al Presidente no le convenía un conflicto poselectoral en su estado, con los perredistas furiosos de haber perdido uno de sus bastiones. Mucho menos en este momento crítico donde hay una emergencia en Tabasco. Para Calderón era mejor que ganara Godoy, quien está dispuesto a reconocerlo como Presidente y a trabajar con él, lo cual es un golpe a otro López de segundo apellido Obrador".

Ciro Gómez Leyva, en Milenio: "Después de las elecciones presidenciales de 2006, el PRD ha ido de derrota en derrota. Seis años después, se tiene que volver a agarrar de Michoacán, de su candidato a gobernador Leonel Godoy... Las encuestas de GEA/ISA, Consulta Mitofsky y Reforma le dan a Godoy de seis a siete puntos de ventaja,... Debe ganar, puede perder. Michoacán, otra vez. Esa es la realidad frente a las urnas, frente al gran público. Qué desastre la estrategia de oponerse a todo, a todos. Pero, bueno, que Leonel les lave la cara".

En la euforia por el triunfo de Godoy, el perredista que no quiso que AMLO lo acompañara en su campaña, Gómez Leyva calificó como una de las 20 mejores cosas de 2007 la "estrategia ganadora" de Leonel Godoy.

Ahora se sabe que esa "estrategia ganadora" quizá fue financiada por un cartel de las drogas. Es lo que ha dicho un testigo protegido de la PGR. Qué bueno que los chuchos no permitieron que AMLO se acercara al estercolero electoral michoacano de 2007.

El tiempo poco a poco ha ido poniendo las cosas en su lugar. Cada día está más claro que al presidente legítimo de México no hay forma de acusarlo de nada indebido.

sábado, 20 de junio de 2009

Cartones: Helguera

Jornada: Desfiladero




Iztapalapa garantiza de antemano que las elecciones nacionales del 5 de julio no serán libres. Pase lo que pase, la última palabra la dirá María del Carmen Alanís, presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), a quien Desfiladero le dedica esta entrega para que los (e)lectores sepan cómo llegó a ese cargo y a quiénes sirve.

Hija de Agustín Alanís Fuentes, ex procurador de justicia del Distrito Federal (1976-1982), señalado como corresponsable de los crímenes cometidos por el Estado mexicano durante la guerra sucia de los setenta, María del Carmen Alanís Figueroa fue, desde niña, amiga de Margarita Zavala Gómez del Campo (sí, la prima de Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo, implicada en la muerte de 46 niños sonorenses, que sigue en libertad).

Por Margarita, Maricarmen conoció a Felipe Calderodes –así le dicen desde que su gobierno solapa a los causantes de la matanza de niños en la guardería ABC–, a Germán Martínez –tapadera de los hijos de Marta Sahagún en la Contraloría y presidente del PAN–, y a César Nava, ex abogado general de Pemex y autor de un magno fraude en Coatzacoalcos, Veracruz, reiteradamente documentado por esta columna. En aquel tiempo, cuando todos formaban parte de una alegre palomilla, Felipe era líder juvenil del PAN y, al término de su gestión, promovió la candidatura de Margarita para que lo sucediera en el cargo, pero fracasó.

Licenciada en derecho por la UNAM (se graduó con la tesis Comportamiento electoral mexicano 1812-1990), Maricarmen es maestra en gobierno comparado por la London School of Economics. Por palancas de su padre, trabajó en la Secretaría de Gobernación con José Fernando Franco González, hoy ministro de la Suprema Corta, y promovida por éste, realizó diversas funciones académicas en el TEPJF.

En 1999 llega al Instituto Federal Electoral. El 27 de enero de ese año, con el respaldo de los consejeros filopanistas Juan Molinar Horcasitas y Alonso Lujambio (hoy secretarios de Comunicaciones y Educación en el gabinete calderódico), es nombrada directora ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica, puesto que conserva hasta febrero de 2004. Un mes después, el nuevo titular del IFE, Luis Carlos Ugalde, amigo íntimo de Calderón y de Margarita, la designa secretaria ejecutiva.

Pero el 30 de septiembre de 2005 se pelea con Ugalde y renuncia al IFE, y con el reiterado apoyo de Germán Martínez y el visto bueno de los sectores del PRI que representa Manlio Fabio Beltrones, asciende a magistrada del tribunal electoral, presidido en ese momento por Flavio Galván Rivera. Un año más tarde, faltaba más, avala la resolución de septiembre de 2006 que declara sucia pero válida la elección presidencial. En ese momento le paga a Margarita y a Felipe los favores de una vida completa.

El 6 de agosto de 2007, sorprendido en la compra fraudulenta de un edificio, Galván Rivera renuncia a la presidencia del tribunal y entonces, por supuesto, Margarita, Germán y Beltrones colocan en su lugar a Maricarmen. Como presidenta del TEPJF, la señora Alanís tiene una gran ventaja que le permite persuadir a sus compañeros magistrados y hacerlos votar en el sentido que les indique: ella es la que maneja el presupuesto, la que autoriza el flujo del dinero. ¿Quién se opondría a sus designios, sabiendo que correría el riesgo de quedarse sin recursos y perder privilegios?

Todo lo anterior ayuda a entender con claridad lo que acaban de hacer la señora Alanís y sus colegas en Iztapalapa, incurriendo en conductas que bien pueden clasificarse como delictivas. Iztapalapa es la delegación más grande y más poblada del Distrito Federal: viven allí más de un millón 200 mil habitantes y, desde que el PRD le arrebató el poder al PRI en 1997, ha estado controlada por los hermanos René Arce y Víctor Hugo Círigo, quienes mediante mecanismos clientelares –apoyan a los pobres a cambio de votos– han reproducido el antiguo cacicazgo priísta.

Su dominio empezó a deteriorarse, sin embargo, a finales de 2006, a raíz de la maniobra en que la diputada Ruth Zavaleta –estrechamente vinculada a Círigo y Arce– cedió su lugar en el presídium de la Cámara de Diputados, que estaba tomada por los legisladores del Frente Amplio Progresista, para que lo ocupara Beltrones y Calderón pudiera colarse a través de una rendija para entrar a rendir protesta como titular del Ejecutivo. Ese fue el principio de una alianza entre los perredistas de la corriente de Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete –a la que pertenecen Arce, Círigo y Zavaleta–, los priístas de Beltrones y el PAN.

En las recientes elecciones internas organizadas por el PRD para definir su candidatura al gobierno de Iztapalapa, Arce y Círigo pagaron un elevado costo político por darle la espalda al movimiento de Andrés Manuel López Obrador. Clara Brugada, simpatizante y ex colaboradora de López Obrador en el gobierno de la ciudad, obtuvo 99 mil 890 votos. Su contrincante, Silvia Oliva, esposa de René Arce, cosechó 94 mil 560. Silvia estaba en la lona, pero el viernes de la semana pasada acudieron a rescatarla Margarita Zavala, Germán Martínez y el mismísimo Calderodes en la persona de Maricarmen Alanís y demás magistrados del TEPJF.

Estos revisaron los resultados y anularon las actas del número necesario de casillas, incluso de muchas que nadie había impugnado, para quitarle a Brugada 5 mil 500 votos y otorgarle a Oliva una mínima, ridícula e irrevocable ventaja, tipo haiga sido como haiga sido. Peor: antes de emitir su fallo, el tribunal esperó a que salieran de la imprenta las boletas de la contienda, en las cuales quedó estampado el nombre de Clara Brugada como candidata del PRD. La decisión responde, como es obvio, a un cálculo perverso para confundir a los votantes, sobre todo a los más iletrados, pero también para preparar una manipulación fraudulenta. Al actuar de este modo, la señora Alanís despojó a la elección de Iztapalapa del principio de certeza, violando la ley con alevosía y premeditación. Eso la convierte en delincuente electoral y en acreedora a sanciones que la inhabilitarían para seguir al frente del tribunal.

Pero la batalla no ha concluido. En Iztapalapa hay al menos 200 mil brigadistas del gobierno legítimo que han empezado a visitar casa por casa –y López Obrador los secundará en esa tarea hoy, mañana, el lunes y el martes– a fin de explicarle a la gente lo que se tiene que hacer, si es que desea revertir la estrategia de Calderodes. Quienes estén en favor de que gane Clara Brugada no deben votar por Clara Brugada sino por el candidato del PT, Rafael Acosta. No es tan difícil. Si éste resulta electo, de inmediato pondrá su cargo a disposición de Marcelo Ebrard para que el jefe del Gobierno del Distrito Federal designe en su lugar a Clara Brugada. En Argentina, en 1973, el dentista Héctor Cámpora, que había estado asilado en México, ganó las elecciones presidenciales y le entregó el poder a Perón (con resultados catastróficos para la inmensa nación sudamericana, pero no por culpa de Cámpora sino del decrépito gobernante justicialista).

Vamos a ver si la resistencia civil pacífica es capaz de derrotar esta nueva variante del ascenso del fascismo, auspiciada por la máxima autoridad electoral. Pero hay que estar muy atentos. El golpe de Iztapalapa anticipa que habrá fraudes en otros lugares de la capital y del país. No debe descartarse que Calderodes intente provocar un conflicto político para después culpar a López Obrador, en agosto o en septiembre, del ya esperado agravamiento de la crisis económica. Ante esta perspectiva, ¿quiénes anularán su voto?

viernes, 19 de junio de 2009

SDP

Los columnistas vendidos y el gran periodismo de Carmen Aristegui

Por Federico Arreola
19 de Junio, 2009 - 12:52

He leído este viernes casi todo lo escrito en la prensa mexicana acerca de la decisión tomada recientemente por Andrés Manuel López Obrador en Iztapalapa.

Leí un extraordinariamente bien hecho análisis (el de Carmen Aristegui, en Reforma) y mucha morralla y aun basura periodística (de Denise Maerker, Carlos Marín, Marco Provencio, Joaquín López-Dóriga, Yuriria Sierra, Jorge Fernández Menéndez, Alberto Aguirre y René Avilés Fabila).

Todos critican a AMLO, lo que me parece correcto. Pero mientras Aristegui lo hace con enorme objetividad (lo que le lleva a cuestionar también con severidad al Tribunal Electoral por haber anulado la candidatura de Clara Brugada), los otros se pierden en los insultos y en las descalificaciones baratas contra López Obrador.

Denise Maerker: "...el gesto, desafiante y satisfecho... parecía decirnos que a él a no se la va una, y que si algo se le pone en el camino, él siempre encuentra la forma de darle la vuelta. Y puesto que se trata de él, no importa si la salida es estrafalaria y antidemocrática, es válida porque es suya. Luego, el tono humillante... Humilló a Juanito sin necesidad... Humilló también a Marcelo Ebrard al darle públicamente órdenes. Humilló a los diputados locales...".

Carlos Marín: "Más allá de que la pantomima le servirá para solidificar la plataforma (votos para el PT) de su relanzamiento a una segunda candidatura presidencial, ¿quién puede poner en duda que protagonizó una bochornosa, tumultuaria y antológica ridiculez? La propensión de Andrés Manuel... a la vergüenza pública es tan grande como su soberbia y aversión a la libertad".

Joaquín López-Dóriga: "La verdad es que no sé en qué momento lo perdimos. ¡Y mire que lo lamento!".

Marco Provencio: "Los resultados del delirio de Iztapalapa confirman que nuestro país tiene una tolerancia muy ancha para con los mesías.... Para los creyentes, ver a su mesías en Iztapalapa no les descubrió el rostro autoritario de esa izquierda mexicana que más que sumar al país cada día le resta más. Les confirmó, en todo caso, su sentido de suicidio político...".

Yuriria Sierra: "... ya vimos cómo AMLO promueve el voto por un partido al que no pertenece, pero que le ayuda a nutrir su ego para regresar y sentirse todavía como ‘alguien poderoso'. Sin mí, nada, parecería decir un López Obrador que hace tiempo perdió el piso y la calidad de estrella del firmamento perredista... Sin mí, nada, parece decir un López Obrador que prefiere destruirlo todo... rabiosa necedad del Peje y los suyos para defender su feudo de crimen, impunidad y corrupción... Pero lo grave de esto... es cómo un personaje tan trasnochado sigue marcando la pauta en la política".

Jorge Fernández Menéndez, "Luego del ridículo de Iztapalapa, del dedazo de López Obrador a favor de Juanito, el nombre con el que se conoce a Rafael Acosta, este ignoto candidato del PT que hasta hace unos días era torero (por aquello de vendedor ambulante sin puesto fijo, que tiene que huir con su mercancía cuando llegan la policía o los inspectores)... Pero todo este affaire revela también otras cosas. Una de ellas es la extrema debilidad de Marcelo Ebrard... Tampoco gana López Obrador porque, con estas historias, nos recuerda, por si alguien lo había olvidado, cuál es su verdadero rostro".

Alberto Aguirre: "... López Obrador, decidió convertirse en el apóstol de la intransigencia democrática... Sus mismos seguidores deberían reclamarle congruencia, hacerle ver que ese cambio sólo es posible si desiste de la retórica radical, formaliza alianzas con políticos que ha tachado de enemigos, se compromete públicamente a no reventar el modelo económico...".

René Avilés Fabila: "López Obrador llegó a Iztapalapa y llevó a cabo una acción de absoluta locura... Lo rodeaban personajes de la peor ralea, como Alejandra Barrales y Alberto Anaya... el tabasqueño sigue pensando que el jefe de gobierno es su empleado... Las palabras de López Obrador se han hecho célebres por su completo desquiciamiento. Fue mostrarse de cara al país como un personaje que ha perdido sus cabales".

Lo escrito por Carmen Aristegui es otra cosa:

"A escasas tres semanas (de las elecciones), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emitió un polémico fallo que no sólo pone en jaque la paz de las elecciones en la demarcación más grande de la capital, sino que ha colocado al borde de una fractura formal al Partido de la Revolución Democrática y a su ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.... El galimatías provocado por el Tribunal, con un fallo inapelable, los ha puesto en pie de guerra en una confrontación que de tan virulenta no se compara con la que pudieran tener con cualquier otro partido o adversario fuera de ahí. La resolución no ha hecho más que empujar al despeñadero a este partido... La pregunta que ronda es si el máximo órgano de justicia electoral hizo lo que hizo en una acción deliberada para dañar a unos y favorecer a otros en un momento clave y de definiciones. Si lo hizo, como muchos presumen, con cálculo político y con afán de definir esa disputa por razones extrajudiciales, a través de un fallo de dudosa consistencia jurídica, estaríamos simple y llanamente ante un hecho de proporciones incalculables... Si, efectivamente, estamos ante una intromisión indebida y hasta perversa del Tribunal, ese solo hecho haría de ese cuerpo colegiado un ente indigno de la alta responsabilidad que le fue conferida...

"Una salida desesperada para recuperar el barco perdido fue la que ideó -al vuelo- López Obrador durante el mitin del martes en Iztapalapa. En un discurso desaforado dio instrucciones, acomodó candidaturas e hizo pasar de la euforia al pasmo a la multitud que oía de los retruécanos por los que habría de pasar para lograr que Brugada finalmente llegue a la delegación...

"López Obrador mostró un talante inapropiado, excedido y que habrá causado regocijo entre sus detractores. Los magistrados, por su parte, sienten ya el peso de las críticas. En la sesión del miércoles uno de ellos, Flavio Galván, tuvo que enunciar, para negarlas, las principales acusaciones: ‘...jueces corruptos, jueces vendidos, jueces partidistas, influenciados por la política'. En esta historia, cada quien tendrá que hacerse cargo de lo que haga y de lo que diga. Así sea al calor del mitin o al calor de una resolución judicial. A Iztapalapa, por lo pronto, se le ha convertido ya en un polvorín".

Estoy de acuerdo con Carmen Aristegui: Tanto en su diagnóstico de lo mal que ha hecho las cosas el Tribunal Electoral, como en su percepción de que AMLO mostró un talante excedido que ha causado regocijo entre sus detractores.

Por si le interesa a Carmen y, también, para consumo de los lectores del SDP, explicaré las razones que, a mi juicio, llevaron a AMLO a elevar de más el tono de voz en el mitin de Iztapalapa.

Todo ese martes estuve con Andrés Manuel, como ya lo he contado. Tengo una buena relación con este personaje. Tan buena que colaboré con él durante su campaña electoral de 2006. Participé en el gobierno legítimo (por lo menos asistiendo a reuniones semanales en las oficinas de AMLO) hasta el verano de 2007. Desde entonces, he dejado de participar en las actividades de López Obrador. He estado muy ocupado con la revista El Chamuco y tratando de darse sentido comercial a www.sdpnoticias.com.

Este sitio, sí, se llamaba el Sendero del Peje. Decidimos ya no usar este nombre para poder subrayar el hecho de que nuestro portal de noticias dejó de ser lo que era en su nacimiento, una consecuencia del movimiento de resistencia que ha apoyado a AMLO, para convertirse en un simple medio de comunicación. Desde luego, quienes hacemos www.sdpnoticias.com no hemos dejado de ver a Andrés Manuel como el único presidente legítimo de México y pensamos que, sin problemas, podemos permitir a cada uno de nuestros colaboradores practicar el periodismo militante que se les antoje, siempre y cuando lo hagan con honradez y sin faltar a la verdad.

Muchos partidarios de AMLO no han aceptado con gusto que www.sdpnoticias.com haya dejado de dedicar la mayor parte de sus espacios a darle difusión a las giras y a los discursos de López Obrador. Nos ocupamos de muchos otros temas, inclusive de deportes y de espectáculos, lo que ha molestado a un grupo de seguidores de El Peje.

Al que no le ha incomodado lo que hacemos es a Andrés Manuel, con quien sigo manteniendo una muy buena relación personal, ya no política, ya no de colaboración.

El martes lo busqué para otra cosa. Necesitaba hablar con Andrés de otro tema. Para poder charlar, decidí acompañarlo, la mañana de ese día, a Pachuca. Traté mi asunto y, de manera natural, me enteré de los detalles del lío de Iztapalapa. Algo había yo leído en los diarios sobre eso, pero no le di la importancia que tenía porque, desde luego, regiomontano como soy estaba mucho más interesado en la elección de gobernador de Nuevo León.

En el trayecto por carretera del Distrito Federal a Pachuca (con desayuno de barbacoa incluido en un restaurante ubicado a la orilla de la carretera) y en el retorno de Pachuca al Distrito Federal, hubo tiempo de sobra para que Andrés Manuel me diera una completa lección acerca de las singularidades de la política electoral en Iztapalapa.

Me confió que la tarde de ese martes, durante el mitin que él iba a encabezar en la plaza principal de la mencionada delegación, iba a tener que plantear una salida política (política, que quede claro) al problema causado por el Tribunal Electoral que había anulado, a la mala, la candidatura de la perredista Clara Brugada.

Entendí que AMLO había estado meditando sobre esa "salida política" desde que el Tribunal Electoral provocó el conflicto. Entendí también que en el juego de intereses y de negociaciones que suelen presentarse en esta clase de dificultades, no iba a resultar sencillo que los distintos protagonistas aceptarán la estrategia.

Como el asunto prometía emociones fuertes, le pedí a Andrés que me permitiera acompañarlo al mitin en Iztapalapa. Aceptó con gusto. Nos trasladamos juntos, en mi camioneta, del centro del Distrito Federal a Iztapalapa. El tráfico hizo que el trayecto durara alrededor de una hora. Hablamos de todo, hasta del problema generado por el Tribunal Electoral.

Entendí, antes de llegar a Iztapalapa, que Andrés Manuel había tomado su decisión y que iba a intentar sacarla adelante. Antes de subir al vehículo alguien me dijo que había negociaciones entre Marcelo Ebrard y Jesús Ortega para resolver la crisis por la vía de un tercero en discordia. Supongo que tal acuerdo no se pudo concretar y que, por esa razón, Andrés Manuel tomó su decisión. No lo sé, no lo pregunté.

Para que la estrategia de AMLO funcionara, necesitaba la aprobación de Clara Brugada y del candidato del PT, Rafael Acosta, "Juanito". Por fortuna, ambos, libremente, sin presiones, frente a muchas personas, se comprometieron a hacer posible el proyecto de Andrés Manuel. ¿Hay algo de ilegal en esto? Por supuesto que no.

¿Que Andrés gritó de más en su discurso? Sin duda. Para mi gusto, pudo haber gritado menos. Creo que se dejó llevar por el entusiasmo de la gente que le escuchaba. Gente que, además, tenía prisa por llegar a algo: era obvio que iba a llover y que si se venía el aguacero, como se vino media hora después de terminado el mitin, no iba a haber ninguna posibilidad de definir nada.

De hecho, Andrés pidió a la gente que meditara unos minutos antes de decidir. Pero la gente no quiso hacerlo. La gente se negó a que hubiera un receso. La gente tenía prisa. La gente estaba agraviada. La gente estaba enojada.

Todo se aceleró y, al fin, se aceptó la estrategia de López Obrador.

¿Es ilegal que la gente decida votar por el candidato del PT esperando que si "Juanito" gana renuncie para que gobierne Brugada? Por supuesto que no.

¿Es eso antidemocrático? Por supuesto que no.

¿Fue una improvisación que Andrés se sacó de la manga en el mitin de Iztapalapa? Me consta que no.

¿Que Andrés Manuel no debió haberle girado instrucciones a Marcelo Ebrard? Me consta que no lo hizo. Simplemente propuso que cuando "Juanito" renuncie Marcelo proponga al poder legislativo local que la sustituta sea Brugada.

¿Esto le quita autoridad a Marcelo? Ninguna.

¿Es Andrés un loco por diseñar estrategias políticas distintas? No, por supuesto que no.

¿Hizo el ridículo Andrés? No, por supuesto que no.

¿Puede funcionar el plan de AMLO para Iztapalapa? No será sencillo, pero puede funcionar. La mayor dificultad es cómo informar la estrategia a dos millones de personas que residen en Iztapalapa.

Cuando le pregunté a Andrés cómo iba a comunicar, en tan poco tiempo, algo tan complejo, me respondió: "Vamos a pedir a nuestros simpatizantes que nos ayuden a tocar puertas casa por casa... Pero la parte principal del trabajo la van a hacer todos esos periodistas que no nos quieren. Nos van a criticar tanto por lo que vamos a hacer, que van a terminar informando a toda la gente qué es lo que queremos. Cuando se nos echen encima para quedar bien con el gobierno, nos van a estar haciendo un favor".

Dicho y hecho. Si el martes nadie sabía en Iztapalapa que hay que votar por Rafael Acosta, "Juanito", del PT para hacer posible la victoria de Clara Brugada (por la que nadie debe votar, aunque aparezca en la boleta), este viernes, gracias a todos los columnistas y comentaristas que han aprovechado el incidente para insultar y calumniar a López Obrador, prácticamente no hay ningún iztapalapense que no sepa lo que se debe hacer.