¿Presidencia del empleo?
José Luis Calva El Universal Viernes 13 de abril de 2007
Durante el primer trimestre de gobierno del presidente Felipe Calderón, la tasa nacional de desempleo abierto pasó de 3.58% a 4.02% (de noviembre de 2006 a febrero de 2007, de acuerdo con las cifras más recientes del INEGI); y en el medio urbano, la tasa de desempleo abierto pasó de 4.59% a 4.92%. En el mismo lapso, el número de trabajadores registrados en el IMSS disminuyó de 14 millones 232 mil 708 a 14 millones 224 mil 371, con la particularidad de que los empleos permanentes cayeron de 11 millones 547 mil 807 a 11 millones 480 mil 373. En el medio urbano (siempre de acuerdo con las más recientes cifras disponibles), el número de empleos permanentes registrados en el IMSS disminuyó de 11 millones 547 mil 807 al cierre de noviembre de 2006, a 11 millones 527 mil 155 el 15 de marzo de 2007, aunque el número de eventuales se incrementó en 39 mil 402 trabajadores durante ese lapso, registrándose así una creación neta de 18 mil 750 empleos urbanos formales (inscritos en el IMSS) durante los primeros tres y medio meses de la actual administración.
En consecuencia, no parece cobrar realidad la prometida "Presidencia del empleo". Ciertamente, los resultados de un trimestre son insuficientes para calificar a un gobierno que apenas comienza. Pero otros indicadores permiten anticipar que no será éste el sexenio del empleo. De acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica para 2007, que la SHCP presentó en diciembre pasado, se proyecta que el PIB mexicano crecerá a una tasa de 3.6% anual durante el sexenio 2007-2012. Pero la marcada desaceleración que hoy presenta la economía mexicana, sumada a la ausencia de políticas macroeconómicas contracíclicas (monetaria y fiscal), ponen en tela de duda el cumplimiento de este pronóstico. Peor todavía: aun cuando éste se cumpla, una tasa de crecimiento económico de 3.6% anual es insuficiente para generar los empleos que demandan las nuevas generaciones.
En efecto, para absorber a los nuevos demandantes de empleo, reteniéndolos en nuestro país, la economía debe crecer a una tasa cercana a 6% anual. Esta relación, generalmente aceptada, tiene por fundamento el dato empírico de que la población demandante de empleo crece a una tasa cercana a 4% anual -debido a las tasas de crecimiento demográfico observadas durante los años 70 y 80, sumadas al creciente porcentaje de participación de las mujeres en el mercado laboral-, de manera que un crecimiento económico de 4% sólo sería suficiente para absorber a los nuevos demandantes de empleo si la productividad del trabajo no aumentara. Con un crecimiento de la productividad laboral de 2% anual, sería necesario un crecimiento económico cercano a 6% anual para dar ocupación en nuestro país a las nuevas generaciones de trabajadores. Pero si la productividad del trabajo crece a una tasa superior a 2% anual, entonces se requeriría un crecimiento económico mayor de 6% anual.
Durante los pasados 24 años de experimentación neoliberal (1983-2006), el crecimiento económico apenas alcanzó 2.4% anual, de modo que resultó insuficiente para generar los empleos demandados por las nuevas generaciones. Así, en el sexenio 1983-1988 -de acuerdo con el Sistema de Cuentas Nacionales de México Base 1980-, en el conjunto de la economía mexicana sólo se generaron 509 mil de empleos remunerados, a causa del casi nulo crecimiento económico (el PIB sólo creció 0.2% anual). Pero durante ese lapso, cada año tocaron las puertas del mercado laboral poco menos de un millón de jóvenes demandantes de empleo, de manera que 5.3 millones de mexicanos disponibles no encontraron puestos de trabajo remunerados. Durante el periodo 1989-2004, según cifras del Sistema de Cuentas Nacionales de México Base 1993, sólo se generaron 8.1 millones de empleos remunerados, o sea 506 mil empleos por año; pero cada año arribaron a la edad de trabajar poco más de 1.1 millones de jóvenes, de manera que otros 9.6 millones de trabajadores no encontraron ocupaciones remuneradas en nuestro país.
Como resultado agregado, en el periodo 1983-2004 quedaron sin ocupación remunerada en México 14.9 millones de demandantes de empleo, que empujaron la formación de las oleadas de trabajadores que cada año emigraron del país, principalmente a Estados Unidos (a donde cambiaron su residencia alrededor de 6.5 millones de mexicanos durante el periodo 1983-2004). Desde luego, durante el bienio 2005-2006 el crecimiento económico tampoco resultó suficiente para absorber a los nuevos demandantes de empleo.
La prospectiva indica, por tanto, que mientras continúe aplicándose en México la estrategia neoliberal, la economía nacional será incapaz de ofrecer a los mexicanos una opción de ocupación y vida digna, de modo que continuará la expatriación de connacionales y afianzándose en México la economía de la informalidad, generadora de empleos precarios, de escasa productividad y baja retribución.
La solución debería ser obvia: poner punto final al modelo económico neoliberal. Pero el gobierno del presidente Felipe Calderón no parece dispuesto a modificar la estrategia económica, de manera que no será ésta la presidencia del empleo.
Investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM