miércoles, 8 de octubre de 2008

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Jornada: SHCP

■ El ex titular de Hacienda incurrió en tráfico de influencias, según el perredista Juan Guerra

Exigen al procurador fiscal que explique papel de Gil Díaz en la venta de Banamex

■ Podría quedar exculpado a final de este mes debido a la ausencia de un proceso en su contra

Roberto Garduño y Enrique Méndez

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) confirmó que la documentación publicada por este diario dos semanas atrás, por la que se acredita la participación de Francisco Gil Díaz en la venta irregular de Banamex a Citibank, es auténtica y se encuentra en los archivos de la dependencia.

Esa instancia del gobierno federal envió una copia certificada del archivo de la venta del banco al diputado Juan Guerra Ochoa. “En esos documentos se anota con claridad que Francisco Gil Díaz incurrió en un delito grave tipificado como tráfico de influencias para beneficiar a su patrón y protector, Roberto Hernández”, expuso el representante del partido del sol azteca.

A pesar de confirmarse la participación del ex funcionario en la operación de venta del banco mexicano, con la consecuente afectación al erario por un monto cercano a 35 mil millones de pesos –por omisión deliberada y ventajosa en el pago de impuestos–, el procurador fiscal de la Federación, Javier Laynez Potisek, se ha negado de todas las formas habidas a comparecer ante la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados porque el delito que podría imputársele al probable responsable prescribiría el último día del presente mes.

La solicitud para convocar al procurador fiscal ha sido promovida por Juan Guerra y Javier Reyes Orona, ex procurador fiscal de la Federación, con dos argumentos centrales: por qué la Secretaría de Hacienda no publicó en 2001, en el Diario Oficial de la Federación, el documento que acreditaba desde entonces la intervención de Francisco Gil Díaz en la venta irregular de Banamex y evidenciar que, con los elementos probatorios existentes, el Ministerio Público Federal está en facultades de presentar ante un juez las pruebas del delito de tráfico de influencias en que participó directamente el ex secretario de Estado.

Por obligación legal, el entonces secretario Gil Díaz, quien se había excusado de participar en la operación de venta de Banamex ante su jefe, Vicente Fox Quesada, debía ordenar que todos los documentos por él firmados aparecieran en el citado Diario Oficial.

El funcionario mintió

No obstante, casi siete años después se logró obtener el documento final de la operación por la cual Citibank se apropió de Banamex, en el cual se evidencia que Gil Díaz mintió al excusarse con Vicente Fox, porque durante más de cinco meses sí participó en el proceso y finalmente con su firma dio por buena la operación.

Ahora, días antes de prescribir el delito, el diputado Juan Guerra dio a conocer el documento oficial de aquella venta que no aportó un solo peso a la hacienda pública por parte del vendedor, Roberto Hernández, personaje para el que Gil Díaz trabajó en la telefónica Avantel, como aparece desglosado en los documentos oficiales de la Secretaría de Hacienda

En tal contexto, el diputado Guerra advirtió que el procurador fiscal tiene obligación legal, moral y ética de presentarse ante los legisladores para explicar el estado en el que se encuentra una operación como la promovida por Gil Díaz y que, con las facultades que le concede la ley, emprenda un proceso legal contra el ex funcionario.

“No vamos a permitir que el procurador fiscal se escabulla y no venga a la Cámara de Diputados. Vamos a demandar que explique por qué Francisco Gil Díaz no publicó en el Diario Oficial aquel documento, y que se investigue a fondo por qué no se echó abajo la operación”, advirtió el legislador.

Para Juan Guerra la negativa de Laynez a acudir a San Lázaro obedece a una larga lista de complicidades tejidas en torno a la Secretaría de Hacienda y los órganos que ésta controla, entre ellos la misma procuraduría fiscal.

Jornada: Granados Chapa

■ Advierte sobre tendencias al autoritarismo, al recibir la medalla Belisario Domínguez

Fortalecer las libertades públicas y emitir ley de amnistía, exige Granados Chapa

■ Demanda atender reclamos, no criminalizar la protesta e impedir que la sociedad se disuelva

Andrea Becerril y Víctor Ballinas

Miguel Ángel Granados Chapa recibe la medalla Belisario Domínguez del presidente de la Cámara de Senadores, Gustavo Madero; como testigo de honor, Felipe Calderón, jefe del Ejecutivo federal

Miguel Ángel Granados Chapa recibe la medalla Belisario Domínguez del presidente de la Cámara de Senadores, Gustavo Madero; como testigo de honor, Felipe Calderón, jefe del Ejecutivo federal Foto: José Carlo González

Protesta de la senadora Rosario Ibarra de Piedra, durante la ceremonia en el recinto de la calle Xicoténcatl

Protesta de la senadora Rosario Ibarra de Piedra, durante la ceremonia en el recinto de la calle Xicoténcatl Foto: Germán Romero

Una vez que recibió la medalla Belisario Domínguez en su edición 2008 y el reconocimiento de los tres poderes de la Unión, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa advirtió sobre el crecimiento de “tendencias al autoritarismo, a la criminalización de la protesta social, a la guerra sucia enderezada no sólo contra los opositores al régimen, sino contra ciudadanos en reclamo de sus derechos”.

Ante el jefe del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, que ayer asistió exclusivamente como testigo de honor, ya que fue el presidente de la mesa directiva, el panista Gustavo Madero, quien entregó la presea al galardonado, el maestro Granados Chapa reivindicó las movilizaciones sociales, demandó fortalecer las libertades públicas y emitir una ley de amnistía “que haga salir de las cárceles a los presos políticos que hoy mismo, como en los peores tiempos del autoritarismo, padecen prisión injusta”.

Durante la sesión solemne de la Cámara de Senadores, a la que asistieron los presidentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de la Cámara de Diputados, Guillermo Ortiz Mayagoitia y César Duarte Jáquez, respectivamente; integrantes de la academia, como el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro; intelectuales, y miembros del gremio periodístico, la mayoría de los senadores del PRD decidió estar presente para acompañar a Granados Chapa.

Lo hicieron previo acuerdo con PAN y PRI de que Calderón asistiría, como indica el artículo 100 de la Ley Orgánica del Congreso, sólo como invitado, sin que los perredistas tuvieran que saludarlo, sin fotos, sin participar en las comisiones para recibirlo y sin que fuera él el encargado de entregar el diploma y la medalla Belisario Domínguez.

Protesta en solitario

En ese contexto, Calderón se presentó en el Senado por segunda vez, y si bien los perredistas no lo increparon, apenas ocupó su lugar se escuchó el grito: “¡Es un honor estar con Obrador!”, que lanzó la periodista Andrea Fernández, hija del fallecido cronista deportivo Ángel Fernández.

Ricardo Monreal, Rosalinda López y Salomón Jara no aceptaron estar en el mismo sitio “que el espurio”, como declararon más tarde, y la senadora Rosario Ibarra, quien sí asistió, colocó en su escaño un cartel de Andrés Manuel López Obrador con la leyenda: “presidente legítimo”, visible desde la tribuna donde Calderón escuchó la proclama que Belisario Domínguez leyó, también ante la tribuna del Senado, en 1913, antes de ser asesinado por órdenes de Victoriano Huerta.

Al hablar en nombre del Senado, la perredista María Rojo se dirigió a “los señores titulares de los poderes de la Unión” para no referirse a Calderón por su nombre.

Expresó que a lo largo de su carrera, como conocedor de la historia, periodista, profesor, expositor y analista de nuestra realidad, el maestro Granados Chapa ha demostrado su congruencia en busca de la verdad.

“Si existiera alguna duda al respecto, para despejarla habría que referirse a la masiva participación de la comunidad cultural y de la sociedad civil mexicana y a la unánime aceptación de la propuesta para ser reconocido por el Senado mexicano.”

Rojo resaltó también que Belisario Domínguez es hoy un símbolo, porque fue un hombre honesto, íntegro y consecuente con sus principios, como lo es Miguel Ángel Granados Chapa, “un ejemplo de que se puede vivir con honradez, con dignidad, con limpieza, comprometiéndose a un tiempo con las causas justas, sin alejarse de la verdad”.

En su turno, Granados Chapa recordó que el doctor Domínguez era miembro del Senado cuando “arrostró con plena conciencia su muerte, con tal de expresar sus convicciones, su condena al régimen usurpador y criminal de Victoriano Huerta”.

Se refirió a las movilizaciones sociales y pidió no demonizarlas, sino reconocer y valorar sus cualidades motrices. “La gente en la calle, las multitudes que clamaron contra la inseguridad, impulsaron la presentación de iniciativas de reforma legal, de creación de nuevos instrumentos contra el hampa”.

La calidad del proceso legislativo acerca de la reforma de Petróleos Mexicanos sería otra, señaló, de no haberla precedido el amplio debate nacional sobre un tema “que, como pocos, hoy no puede ser abordado sin la presencia de la sociedad”. Hoy, juntos, legisladores y la gente, dirán “lo que hay que hacer para poner al día, en estricto apego a la Constitución, la industria petrolera nacional”.

Granados Chapa insistió: “esas libertades públicas requieren un fortalecimiento que impida retrocesos dañinos para la convivencia nacional”.

El autor de la columna Plaza Pública instó a los senadores a mejorar la legislación contra la desaparición forzada de personas, “que afecta hoy a decenas, cientos quizá de mexicanos a quienes autoridades federales o locales levantaron como si fueran los captores delincuentes, es decir, los detuvieron pero no los sometieron a juicio, como deben proceder de acuerdo con la ley, y acaso los privaron de la vida, como lo hacen los matones profesionales”.

Se requiere, dijo, una legislación que haga al Estado “cumplidor de la ley y no su infractor en perjuicio de los ciudadanos”, que sería “admirablemente completada por una ley de amnistía”.

“Bravo”, gritó desde su escaño el senador Pablo Gómez, y todos los perredistas presentes se pusieron de pie para aplaudir a Granados Chapa, quien concluyó su discurso con la advertencia de que, pese a la situación actual y a la difusión de un ánimo de desesperanza, el desenlace no es inexorable.

“No nos deslicemos a la desgracia, menos aún caigamos de súbito en su abismo. Cada quien desde su sitio, sin perder sus convicciones, pero sin convertirlas en dogma que impida el diálogo, impidamos que la sociedad se disuelva.”

Granados Chapa recibió un gran aplauso por varios minutos que le tributaron de pie senadores de todas las fuerzas políticas e invitados especiales, desde el rector de la UNAM, el ex senador Javier Corral y dirigente de la Asociación Mexicana del Derecho a la Información y la periodista Carmen Aristegui, hasta el actor Daniel Jiménez Cacho, José Agustín Ortiz Pinchetti, Francisco José Paoli y sus familiares.

Acompañado por Calderón y Madero, Granados Chapa salió del recinto para la develación de su nombre en el muro de honor de la medalla Belisario Domínguez y montar guardia frente a la estatua del senador sacrificado por Victoriano Huerta.

Una vez que Calderón y el Estado Mayor Presidencial abandonaron el recinto, Granados Chapa fue asediado por legisladores, comunicadores, ex alumnos y personal del Senado que lo abrazaron y felicitaron en reconocimiento a una vida dedicada al periodismo.

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