El gobierno mexicano falló en poner en práctica una política de estímulo fiscal y monetaria sólida para hacer frente a la crisis económica y financiera, hecho que retrasará la recuperación de la actividad productiva una vez que el país cayó en recesión, consideró Moody’s, una de las tres principales firmas de calificación financiera en el mundo.
México está condenado a verse arrastrado a una contracción mayor
a la que ocurra en Estados Unidos, apuntó Alfredo Coutiño, director para América Latina de la firma estadunidense. Aunque México tenía una situación macroeconómica más saludable, el gobierno no generó la flexibilidad fiscal suficiente (gasto) para mitigar el impacto de un choque externo
, indicó.
Otra falla de las autoridades fue que la política monetaria, responsabilidad del Banco de México, no se sincronizó al estímulo fiscal a tiempo, a pesar de la clara evidencia de recesión
, señaló el especialista.
Por otra parte, Standard and Poor’s emitió un nuevo reporte en el que anticipa que la liquidez de las empresas en México durante el segundo trimestre será posiblemente la más débil de la historia reciente debido a los efectos económicos derivados del virus H1N1
. Expuso que sectores como el comercio minorista, turismo, el financiamiento hipotecario, industria automotriz y el de la construcción estarán entre los más afectados por la baja demanda interna y externa asociada a la crisis económica y financiera mundial.
Los nuevos reportes de dos de las principales firmas calificadoras del mundo fueron publicados un día después de que el titular de Hacienda, Agustín Carstens Carstens, afirmó en Washington que para México había pasado lo peor de la crisis económica.
Cuando Estados Unidos crece, México avanza más rápido, pero cuando ese país decrece, México sufre una fuerte contracción
, mencionó Coutiño, para asegurar que la recesión actual no es una excepción, por lo que la economía mexicana “está condenada a verse arrastrada hacia una contracción mayor.
En contra de lo que pensaba el gobierno mexicano, el país no podrá librarse de la maldición-bendición de estar atado al destino de la economía de Estados Unidos
, opinó. Además de la vecindad geográfica, dijo, la sincronización entre ambas economías se ha fortalecido como resultado de la mayor movilidad del comercio, el capital y la mano de obra. Sin embargo, la historia demuestra que, mientras Estados Unidos ha sido el líder, México ha desempeñado el papel de seguidor
.
En la actualidad, aseguró, la economía no sólo se encuentra en recesión, sino que se dirige hacia una contracción más profunda que la esperada de la actividad en Estados Unidos.
Entre los elementos más importantes detrás de la debilidad mexicana citó el tamaño de la contracción en Estados Unidos y la insuficiente respuesta política por parte de las autoridades.
En primer lugar, la recesión en Estados Unidos resultó más profunda de lo anticipado, con lo que arrastró al resto del mundo. Segundo, aunque México tenía una situación macroeconómica más saludable, el gobierno no generó la flexibilidad fiscal suficiente para mitigar el impacto de un choque externo. Tercero, la política monetaria (la reducción de tasas de interés) no se sincronizó al estímulo fiscal a tiempo, a pesar de la clara evidencia de recesión. Además, el relajamiento monetario fue dudoso y lento. La tasa de interés real era todavía positiva durante el primer trimestre, cuando ya la economía se estaba contrayendo a razón de 8 por ciento anual
, expresó Coutiño en un reporte emitido este jueves.
De acuerdo con el especialista, el final de la recesión en Estados Unidos no coincidirá con el final de la recesión en México.
México saldrá de la recesión con cierto retraso con respecto al ciclo estadunidense, de la misma forma en que entró rezagado a la recesión
, consideró.
Según Moody’s, la economía mexicana registrará una contracción de 4.7 por ciento este año, aunque ese dato no incorpora el impacto potencial del brote de influenza, que podría resultar en una reducción adicional del PIB.
La semana pasada la Secretaría de Hacienda estimó que, considerado el efecto de la epidemia de gripa, la caída de la economía en 2009 sería de 4.1 por ciento. Para el Banco de México la reducción será de 4.8 por ciento, pero sin tomar en cuenta el efecto económico de la reciente emergencia sanitaria.
Ganadores y perdedores
En un reporte por separado, Standard and Poor’s (S&P) consideró que las compañías mexicanas en general siguen enfrentando un entorno desafiante
, dados los pronósticos de caída en el PIB este año, que esa correduría ubica en una magnitud de 5.5 por ciento.
El brote del virus H1N1, que primero fue conocido como fiebre porcina, ha afectado las ventas y rentabilidad de muchas compañías en varias industrias, debido a la caída que provocó en la demanda interna, añadió S&P. Por ello, consideró, los ingresos de las empresas, que ya en el primer trimestre reflejaban una desaceleración significativa, podrían ser más débiles en el segundo trimestre del año
.
Las industrias más afectadas por la baja en la demanda interna, a juicio de S&P serán: la automotriz, por la baja de ventas en Estados Unidos y los problemas financieros de las matrices de subsidiarias mexicanas; equipo manufacturado, que en general está orientado al mercado de exportación; venta de materiales de construcción; proyectos de vivienda residencial y para el sector de ingresos medios, que se han reducido por baja en la demanda y menor oferta de crédito bancario; Sociedades Financieras de Objeto Limitado (Sofoles) que financian crédito hipotecario, que tienen problemas de liquidez por reducción en las fuentes de fondeo; minoristas, que acusan caída en ventas por el descenso de la confianza de los consumidores, el mayor costo de importaciones y desempleo, y el sector turismo y de entretenimiento.
Pero S&P consideró que algunos sectores mantendrán un buen desempeño en medio de la crisis. Estos son los productores de bienes de consumo básico; compañías de medios de comunicación; proveedores de servicios de telecomunicación; algunas cadenas de supermercados.