sábado, 19 de abril de 2008
Jornada: AMLO
■ Reprueban intelectuales espot que lo compara con Hitler y Huerta
“Estúpida y vergonzante” nueva campaña de odio contra AMLO
■ Es una orgía de la venganza pueril, advierte Carlos Monsiváis
■ Se trata, una vez más, de la política del miedo, señala Poniatowska
Á. Vargas, F. Camacho, A. Jiménez y E. Montaño
De abyecta, estúpida y vergonzosa califican intelectuales la nueva “campaña de odio” emprendida contra Andrés Manuel López Obrador, mediante la transmisión de un espot televisivo en el que se le compara con Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Augusto Pinochet y Victoriano Huerta.
“Este comercial de la ignominia ofende lo que queda del proceso democrático”, sostiene el escritor Carlos Monsiváis, mientras su colega Elena Poniatowska afirma que “se trata, una vez más, de la política del miedo” ante la defensa que el líder social hace del petróleo. En tanto, el poeta Juan Bañuelos asegura que esta campaña es la evidencia del derechismo al tope: “estamos volviendo a la época de Santa Anna”.
A continuación, las opiniones recogidas por La Jornada.
Carlos Monsiváis, escritor:
Esta campaña de odio sólo admite un calificativo: abyecta; en este caso, sinónimo de estúpida, moralmente monstruosa y típica de un afán de destrucción del enemigo. Es, en sí misma, una orgía de la venganza pueril. Ya ensayaron, con cierto éxito, la absoluta falta de escrúpulos con su “es un peligro para México”. Ahora, los patrocinadores de esta andanada necesitan ir más a fondo: crear no sólo las condiciones de una derrota, sino de una ejecución puntual. Su mente no da para mucho. Son niños de edad considerable que han oído hablar de los villanos (me extraña que no hayan puesto a Francisco Franco, debe ser por el respeto que le tienen a su socio y líder José María Aznar). Una vez con la idea de los efectos que logra la “asociación delictuosa”, se van contra López Obrador y el Frente Amplio Progresista, sin justificar, ni poder hacerlo, por qué lo consideran a la par de los anteriores. Este comercial de la ignominia ofende lo que queda del proceso democrático, ofende las reglas del trato civilizado que, no obstante todo, deben prevalecer, y no digo que ofenden la inteligencia de sus autores porque todavía no la localizo. El crispamiento nos hace daño a todos, y esta operación de la malevolencia ramplona debe eliminarse porque no corresponde a libertad de expresión alguna, sino al afán de lograr lo imposible: con unas cuantas imágenes declarar a una persona un dictador en su país. A menos de que alguien me demuestre lo contrario, en México no hay dictadura, y lo que este episodio reitera es que lo que sí hay es la prepotencia difamatoria que quiere hacerse pasar por libertad de expresión. Si el Instituto Federal Electoral y las autoridades correspondientes no defienden lo que nos queda de civilidad, lo que viene es el linchamiento en nombre de los poderes que, por supuesto, “no se hacen responsables”.
Elena Poniatowska, escritora:
Es la política del miedo, una vez más, ante la lucha que López Obrador hace en defensa del petróleo. Decir que es Mussolini o Hitler es un ataque directo. No es la primera vez que López Obrador enfrenta algo así. Desconozco hasta qué grado tenga impacto ese spot, pero creo que al lado de él está la movilización social: las adelitas y la gente que reacciona a pesar y en contra de la televisión. Hay un movimiento en la opinión pública que va por encima de la televisión y esos anuncios y que, desde luego, está con López Obrador. Esos miles y miles de mexicanos que llegan al Zócalo no lo hacen porque haya un llamado por la tele; por el contrario, hay corrientes alternas que hay que tomar en cuenta.
Paco Ignacio Taibo II, escritor:
Me parece ridícula esta campaña, que demuestra que cada vez se está envileciendo más la propaganda política en México. El que hoy Andrés Manuel se haya puesto a la vanguardia del debate nacional sobre el petróleo no lo convierte en figura autoritaria, ni en Mussolini ni en Hitler. Además de la mala fe, envilecimiento y marranería en los comportamientos mediáticos, tengo la sensación de que hay intereses poderosísimos en la desnacionalización del petróleo. Esto significa que se están moviendo para desactivar la contracampaña que se ha producido para defenderlo. Hay muchos negocios en juego y muchos millones de dólares en camino.
Hugo Gutiérrez Vega, poeta:
Esta campaña me parece absolutamente ridícula. Forma parte de la estrategia del miedo que desde antes de las elecciones echó a andar el PAN. Los que se parecen a Hitler y Mussolini son los fascistas, y los fascistas en México son los derechistas. El ataque es tan burdo que no debe ser tomado en cuenta; es una estupidez. Estoy seguro de que no surtirá ningún efecto, aunque si lo repiten y lo repiten, no faltará algún idiota que se lo crea. Pero pienso que no tendrá mayor repercusión, ya que el ataque es demasiado burdo, demasiado idiota. Perdón por estas palabras, pero me subleva que lleven a cabo una campaña de este tipo. La vergüenza deberían sentirla los dueños de los medios que manejan este tono de la campaña, por ser tan incondicionales.
Juan Bañuelos, poeta:
Esta campaña es la evidencia del derechismo en todas sus funciones, al querer acabar con una persona que, podemos estar o no de acuerdo con ella, ser o no sus partidarios, pero que tiene una conducta siempre en favor del país y los ciudadanos. A una persona con todo el pasado de López Obrador no se le puede acusar así; es demasiado estúpido. La campaña está armada por gente de tercera, la Secretaría de Gobernación u otra instancia federal, porque no hay ningún funcionario inteligente. Es una vergüenza que un partido como Acción Nacional no haya preparado a gente realmente conocedora del país. Aclaro que no soy precisamente partidario de López Obrador, pero esto rebasa los límites del insulto.
Federico Campbell, escritor:
Esa campaña es parte de la defensa de los partidarios de la privatización del petróleo mediante el complejo propagandístico empresarial, para dar la impresión de que todos los que se oponen a la desnacionalización de Pemex forman parte de esa militancia que sigue a López Obrador. Sin embargo, creo que somos muchos millones los mexicanos que desconfiamos de la privatización y de los empresarios nacionales que siempre son serviles con las compañías extranjeras. Quienes integramos el sector de la opinión pública que se opone a la anulación del artículo 27, no necesariamente somos seguidores de López Obrador. La posición de las adelitas y de éste no es la única, porque somos millones los mexicanos sin partido político, al no identificarnos con ninguno, ya que consideramos que existe una homologación entre los tres principales.
Mardonio Carballo, actor, periodista y escritor nahua.
Esto es parte de las descalificaciones de “Andrés Manuel es un peligro para México”. La reforma energética no es un asunto de generar opinión a través de los medios de comunicación, sino de discusión. No valen las descalificaciones, sino los argumentos. Nos enseñaron que el petróleo es nuestro, como nación. Ahora nos dicen que tiene que ser nuestro en tanto esté en manos extranjeras. Tendríamos que escuchar todas las voces que se esconden detrás de la apariencia que los medios electrónicos han mal presentado, y que las adelitas han resignificado. Hay un amplio grupo de mexicanos que piensa que este país anda mal, que no se escucha a los 80 millones de pobres, que hay una estridencia de los medios de comunicación respecto a este tema nodal. Tendremos que decir que, en un momento en que el precio del barril de petróleo ha superado los 100 dólares, y si Pemex se ve como una gallina de los huevos de oro, se tiene que alimentar para que siga produciendo. Comparar a López Obrador con Hitler o Mussolini es preocupante, porque las campañas de odio ya probaron en 2006 que dividieron a México. Se cree que aquel que piensa diferente, que tiene una disidencia, es enemigo. No, creo que habría que escucharlo. Lo que ahora hemos visto en las calles de la ciudad de México y otras del país pone en entredicho lo que el gobierno dice respecto al petróleo. ¿Por qué la gente se tira en las calles para impedir que los panistas o los priístas ingresen al Senado? Hay un sector de la sociedad mexicana que sólo descalifica, pero no argumenta. No toma en cuenta que la ciudadanía ha madurado y que ya no se las cree tan fácil. Y mi opinión, como la de los mixes, los zapotecos y los nahuas, cuenta como la de Slim. Y en este engaño de los bonos petroleros, ¿quién puede comprarlos?
Francisco de la Cruz, escritor zapoteco y presidente de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas.
En un país democrático debe haber respeto a la pluralidad de ideas. Es condenable la creación de una campaña de linchamiento contra quien sea. Preocupa esta campaña de odio y alteración de la realidad, porque ya vimos los efectos negativos en la sociedad de la empleada en 2006, durante las campañas presidenciales. Hay que reconocer que el país está dividido como resultado de una confrontación política, de las elecciones federales, y no ha habido el ánimo de resolver esta herida, al contrario. Se está en el legítimo derecho de defender lo nuestro, la soberanía, el petróleo.
“Estúpida y vergonzante” nueva campaña de odio contra AMLO
■ Es una orgía de la venganza pueril, advierte Carlos Monsiváis
■ Se trata, una vez más, de la política del miedo, señala Poniatowska
Á. Vargas, F. Camacho, A. Jiménez y E. Montaño
De abyecta, estúpida y vergonzosa califican intelectuales la nueva “campaña de odio” emprendida contra Andrés Manuel López Obrador, mediante la transmisión de un espot televisivo en el que se le compara con Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Augusto Pinochet y Victoriano Huerta.
“Este comercial de la ignominia ofende lo que queda del proceso democrático”, sostiene el escritor Carlos Monsiváis, mientras su colega Elena Poniatowska afirma que “se trata, una vez más, de la política del miedo” ante la defensa que el líder social hace del petróleo. En tanto, el poeta Juan Bañuelos asegura que esta campaña es la evidencia del derechismo al tope: “estamos volviendo a la época de Santa Anna”.
A continuación, las opiniones recogidas por La Jornada.
Carlos Monsiváis, escritor:
Esta campaña de odio sólo admite un calificativo: abyecta; en este caso, sinónimo de estúpida, moralmente monstruosa y típica de un afán de destrucción del enemigo. Es, en sí misma, una orgía de la venganza pueril. Ya ensayaron, con cierto éxito, la absoluta falta de escrúpulos con su “es un peligro para México”. Ahora, los patrocinadores de esta andanada necesitan ir más a fondo: crear no sólo las condiciones de una derrota, sino de una ejecución puntual. Su mente no da para mucho. Son niños de edad considerable que han oído hablar de los villanos (me extraña que no hayan puesto a Francisco Franco, debe ser por el respeto que le tienen a su socio y líder José María Aznar). Una vez con la idea de los efectos que logra la “asociación delictuosa”, se van contra López Obrador y el Frente Amplio Progresista, sin justificar, ni poder hacerlo, por qué lo consideran a la par de los anteriores. Este comercial de la ignominia ofende lo que queda del proceso democrático, ofende las reglas del trato civilizado que, no obstante todo, deben prevalecer, y no digo que ofenden la inteligencia de sus autores porque todavía no la localizo. El crispamiento nos hace daño a todos, y esta operación de la malevolencia ramplona debe eliminarse porque no corresponde a libertad de expresión alguna, sino al afán de lograr lo imposible: con unas cuantas imágenes declarar a una persona un dictador en su país. A menos de que alguien me demuestre lo contrario, en México no hay dictadura, y lo que este episodio reitera es que lo que sí hay es la prepotencia difamatoria que quiere hacerse pasar por libertad de expresión. Si el Instituto Federal Electoral y las autoridades correspondientes no defienden lo que nos queda de civilidad, lo que viene es el linchamiento en nombre de los poderes que, por supuesto, “no se hacen responsables”.
Elena Poniatowska, escritora:
Es la política del miedo, una vez más, ante la lucha que López Obrador hace en defensa del petróleo. Decir que es Mussolini o Hitler es un ataque directo. No es la primera vez que López Obrador enfrenta algo así. Desconozco hasta qué grado tenga impacto ese spot, pero creo que al lado de él está la movilización social: las adelitas y la gente que reacciona a pesar y en contra de la televisión. Hay un movimiento en la opinión pública que va por encima de la televisión y esos anuncios y que, desde luego, está con López Obrador. Esos miles y miles de mexicanos que llegan al Zócalo no lo hacen porque haya un llamado por la tele; por el contrario, hay corrientes alternas que hay que tomar en cuenta.
Paco Ignacio Taibo II, escritor:
Me parece ridícula esta campaña, que demuestra que cada vez se está envileciendo más la propaganda política en México. El que hoy Andrés Manuel se haya puesto a la vanguardia del debate nacional sobre el petróleo no lo convierte en figura autoritaria, ni en Mussolini ni en Hitler. Además de la mala fe, envilecimiento y marranería en los comportamientos mediáticos, tengo la sensación de que hay intereses poderosísimos en la desnacionalización del petróleo. Esto significa que se están moviendo para desactivar la contracampaña que se ha producido para defenderlo. Hay muchos negocios en juego y muchos millones de dólares en camino.
Hugo Gutiérrez Vega, poeta:
Esta campaña me parece absolutamente ridícula. Forma parte de la estrategia del miedo que desde antes de las elecciones echó a andar el PAN. Los que se parecen a Hitler y Mussolini son los fascistas, y los fascistas en México son los derechistas. El ataque es tan burdo que no debe ser tomado en cuenta; es una estupidez. Estoy seguro de que no surtirá ningún efecto, aunque si lo repiten y lo repiten, no faltará algún idiota que se lo crea. Pero pienso que no tendrá mayor repercusión, ya que el ataque es demasiado burdo, demasiado idiota. Perdón por estas palabras, pero me subleva que lleven a cabo una campaña de este tipo. La vergüenza deberían sentirla los dueños de los medios que manejan este tono de la campaña, por ser tan incondicionales.
Juan Bañuelos, poeta:
Esta campaña es la evidencia del derechismo en todas sus funciones, al querer acabar con una persona que, podemos estar o no de acuerdo con ella, ser o no sus partidarios, pero que tiene una conducta siempre en favor del país y los ciudadanos. A una persona con todo el pasado de López Obrador no se le puede acusar así; es demasiado estúpido. La campaña está armada por gente de tercera, la Secretaría de Gobernación u otra instancia federal, porque no hay ningún funcionario inteligente. Es una vergüenza que un partido como Acción Nacional no haya preparado a gente realmente conocedora del país. Aclaro que no soy precisamente partidario de López Obrador, pero esto rebasa los límites del insulto.
Federico Campbell, escritor:
Esa campaña es parte de la defensa de los partidarios de la privatización del petróleo mediante el complejo propagandístico empresarial, para dar la impresión de que todos los que se oponen a la desnacionalización de Pemex forman parte de esa militancia que sigue a López Obrador. Sin embargo, creo que somos muchos millones los mexicanos que desconfiamos de la privatización y de los empresarios nacionales que siempre son serviles con las compañías extranjeras. Quienes integramos el sector de la opinión pública que se opone a la anulación del artículo 27, no necesariamente somos seguidores de López Obrador. La posición de las adelitas y de éste no es la única, porque somos millones los mexicanos sin partido político, al no identificarnos con ninguno, ya que consideramos que existe una homologación entre los tres principales.
Mardonio Carballo, actor, periodista y escritor nahua.
Esto es parte de las descalificaciones de “Andrés Manuel es un peligro para México”. La reforma energética no es un asunto de generar opinión a través de los medios de comunicación, sino de discusión. No valen las descalificaciones, sino los argumentos. Nos enseñaron que el petróleo es nuestro, como nación. Ahora nos dicen que tiene que ser nuestro en tanto esté en manos extranjeras. Tendríamos que escuchar todas las voces que se esconden detrás de la apariencia que los medios electrónicos han mal presentado, y que las adelitas han resignificado. Hay un amplio grupo de mexicanos que piensa que este país anda mal, que no se escucha a los 80 millones de pobres, que hay una estridencia de los medios de comunicación respecto a este tema nodal. Tendremos que decir que, en un momento en que el precio del barril de petróleo ha superado los 100 dólares, y si Pemex se ve como una gallina de los huevos de oro, se tiene que alimentar para que siga produciendo. Comparar a López Obrador con Hitler o Mussolini es preocupante, porque las campañas de odio ya probaron en 2006 que dividieron a México. Se cree que aquel que piensa diferente, que tiene una disidencia, es enemigo. No, creo que habría que escucharlo. Lo que ahora hemos visto en las calles de la ciudad de México y otras del país pone en entredicho lo que el gobierno dice respecto al petróleo. ¿Por qué la gente se tira en las calles para impedir que los panistas o los priístas ingresen al Senado? Hay un sector de la sociedad mexicana que sólo descalifica, pero no argumenta. No toma en cuenta que la ciudadanía ha madurado y que ya no se las cree tan fácil. Y mi opinión, como la de los mixes, los zapotecos y los nahuas, cuenta como la de Slim. Y en este engaño de los bonos petroleros, ¿quién puede comprarlos?
Francisco de la Cruz, escritor zapoteco y presidente de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas.
En un país democrático debe haber respeto a la pluralidad de ideas. Es condenable la creación de una campaña de linchamiento contra quien sea. Preocupa esta campaña de odio y alteración de la realidad, porque ya vimos los efectos negativos en la sociedad de la empleada en 2006, durante las campañas presidenciales. Hay que reconocer que el país está dividido como resultado de una confrontación política, de las elecciones federales, y no ha habido el ánimo de resolver esta herida, al contrario. Se está en el legítimo derecho de defender lo nuestro, la soberanía, el petróleo.
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