Astillero
Julio Hernández López
Germán RBD
Secretario sublevado
Cantinfleo en chino
Clarividencia felipense
El comandante rebelde (RBD) Germán Martínez convocó ayer a los mexicanos, desde algún auditorio clandestino de la colonia Guadalupe Inn de la capital del país (donde está el cuartel general de la Secretaría de la Función Pública), a "sublevarse contra la corrupción". Incendiario, el guerrillero de derecha fustigó las diversas formas en que esa putrefacción cívica y ética se produce, y enderezó su boletinada catilinaria contra políticos, funcionarios, "personalidades importantes" y ciudadanos transas en general aunque, cual oposición que fuera y no burócrata de altísimo nivel, advirtió que "es innegable que en la oscuridad del poder anida el huevo de la corrupción". ¡Oh, cuán valiente el secretario de empolladuras!
El llamado oficial a la sublevación (con tres copias y sello de recibido) no resistió, sin embargo, la muy inmediata prueba contrarrevolucionaria de una rueda de prensa. Por más que los reporteros insistieron en que el levantisco secretario precisara si abrirá una investigación contra su contlapache Javier (que Lo Sano lo pasa Al Arcón), el mencionado comandante Germán se puso Moreno como Mario y cantinfleó para decir que sí pero no, aunque seguramente lo que se investiga se investiga y así se hará cuando se investigue o ya se esté investigando.
El secretario de lo Público como Show (la Función Pública, es el nombre oficial) habló en el contexto de un pomposamente llamado "seminario internacional sobre ética en la gestión pública y la lucha contra la corrupción" que la Sefunpu (así se abrevia el nombre de la secretaría que si fuera fungicida no exterminaría más que hongos expiatorios) organizó en coordinación luterana (la iglesia en manos del obligado 10 por ciento) con la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción que no presiden los hermanos Bribiesca.
El indómito Martínez sedicioso resistió a pie firme los embates de los periodistas que le hicieron 14 preguntas (de las cuales nomás medio respondió una con cierta claridad) sobre el secretario del Trabajo y las acusaciones en chino sobre dólares migrantes.
Ese es el punto clave de los alegatos actuales sobre los llamados cuentos chinos. Que el equipo calderónico actúa a la defensiva y cometiendo errores que sólo podrían provenir del nerviosismo que produce un hecho cierto que se desea ocultar o disolver.
Primero, la PGR se adelantó a las divulgaciones periodísticas que preparaba la AP, para tratar de instalar la versión pagada de que todo era un chantaje. En el mismo paquete, la PGR exculpó a Lozano y al PAN de todo lo que sobre el caso se dijera y se pudiera decir ahora y muchos años más delante.
Luego pretendieron atrincherarse en que el abogado mexicano de Ye Gon desmentía lo que el abogado gringo, también de origen chino, había hecho en Estados Unidos (ese litigante extranjero sostuvo y amplió los datos disponibles, asegurando incluso que hay más panistas importantes metidos en la danza oriental).
Y, hasta que se supo que el dinero del decomiso había sido enviado a Estados Unidos con toda irregularidad, las autoridades hacendarias dieron la cara para jurar que no hay malas intenciones sino trámites de rutina.
¡Oh, gran guerrero germánico contra la corrupción, ¿de verdad quieres sublevarte y comenzar a procesar y encarcelar rateros de alto cuello burocrático?! Vaya ironías lingüísticas: el anterior ocupante de esa oficina fue Francisco Barrio, que prometió poner peces gordos al sartén justiciero y ni siquiera se asomó a un riachuelo seco; y el sucesor, de nuevos ímpetus declarativos pescadores, no tiene iniciales náuticas sino automotrices, G.M.C., General Motors Choro.
Otro practicante del verbo desbordado fue puesto en evidencia ayer. Resulta que, según el Instituto Federal de Acceso a la Información, el licenciado Calderón no tuvo fundamento alguno cuando anunció a La Jornada que la señora Ernestina Ascensión había fallecido por una gastritis mal atendida (convendría que alguna asociación de clarividentes extendiera credencial de socio honorario al panista michoacano, pues adelantó, sin nada que sustentara sus palabras, lo que luego se convertiría en dictamen oficial).
Pero ese verbo desbordado difícilmente podrá mostrarse frente al Peje Obrador que ayer, entrevistado por Carmen Aristegui, dijo que estaría dispuesto a debatir con su contrincante blanquiazul. El duelo de palabrería no tiene futuro a causa del pasado y el presente: uno y otro, para empezar, no aceptarán las denominaciones que cada cual ostenta.
Y, para cerrar con temas perrederos, el caso Zacatecas los lleva a una ironía extrema: investigarán si deben sancionar a un senador porque apoyó a candidatos que desde otros partidos ganaron y muy probablemente pasarían a la órbita del partido negro y amarillo, mientras sostienen sin castigo a gobernadores y legisladores que manteniéndose formalmente en el PRD actúan gravemente contra el interés de este partido y sirviendo al PAN (¡uf!: véase al nepotista Leonel Cota criticando que los jefes perredistas beneficien a sus familiares con cargos y candidaturas).
Y, para cerrar, el profesor Benjamín Cortés Valadez dice en otra de sus décimas:
"Debate tipo español/ Aristegui aquí propone./ Obrador listo se pone/ y al reto ya le da el sol./ Felipe ante el descontrol/ piensa: '¿Y yo qué cara doy/ si un espurio sólo soy?'/ No habrá de ser cosa extraña/ que aquí sea, distinto a España,/ 'el presidente', el rajoy". Y, ahora sí, ¡hasta mañana, en este México donde tantos mueren a causa de obras mal hechas o de vigilancias o previsiones nunca cumplidas!
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