martes, 13 de marzo de 2007

Jornada: Astillero

Astillero
Julio Hernández López
Débil y aislado
Anfitrión bajo acoso
¿Cómo pagar apoyos?
Fox llega a comer

Aun cuando parecía difícil hundir más a la diplomacia mexicana, luego de la negra noche del foxismo (léase Castañeda y Derbez como "estrategas" y ejecutores), la administración felipista ha acumulado en poco tiempo los suficientes deméritos como para colocar al país en una situación de aislamiento y debilidad que propicia las ambiciones estadunidenses en cuanto a la apropiación de riquezas naturales mexicanas y al uso del peón de tres colores como elemento esquirol en el nuevo escenario político latinoamericano.

Felipe Calderón ni siquiera está en condiciones de fingir o aprovechar un mal de espalda para internarse clínicamente y negarse a dar algún sí, sobre petróleo y electricidad, ansiado por el texano acosador. El michoacano que nunca antes había gobernado nada (ni un municipio, ni un estado, y apenas duró unos meses como miembro de un gabinete federal) llega a la reunión de hoy con George W. Bush en una condición tan precaria que ese mandatario extranjero, saliente y desacreditado, cree posible presionar y obligar al anfitrión a pagar en especie energética el apoyo sustancial que los capitales asentados en territorio gringo dieron para que se confeccionara la apariencia de ínfimo triunfo electoral que finalmente instaló al cuñado del señor Hildebrando en Los Pinos.

Por ello resulta absolutamente legítimo (casi obligado) dudar de las palabras de algunos que hablan de que nada especial sucederá en la reunión de hoy en tierras yucatecas. El mismísimo Señor de las Apuestas por Televisión, míster Creel (nombre asociado por siempre al sospechosismo), se ha esmerado en declarar una y otra vez que poco o nada hay que esperar del encuentro Bush-Calderón, mero pretexto para fotografías intrascendentes. Los organizadores oficiales de la sesión entre cuestionados presidentes también han mostrado una especial insistencia en precisar que los temas energético y migratorio serán apenas unos más en el gran abanico disponible. Y, por si hicieran falta ingredientes para fundamentar los malos pensamientos, se aparece a comer en Los Pinos quien durante seis años fue el gerente de México en nombre de los grandes capitales nacionales y extranjeros. Casi dos horas estuvo el visitante incómodo, lo que generó un retraso en la salida de Calderón a Mérida e instaló un aire de redoblado entreguismo en el entorno del encargado oficial de la Presidencia de México, a quien el comer con míster Fox debilita aún más al exhibirlo a unas horas de su difícil encuentro con Bush como un personaje político sujeto a compromisos y chantajes del antecesor que hizo trampa y desquite y medio para instalarlo en el cargo desde el que no puede desarrollar una política propia sino compartida con la pareja cómplice del fraude electoral original.

En ese contexto devaluado, el presidente formal de México apenas sirve al apetito estadunidense como pieza de sacrificio para golpear al conjunto latinoamericano, que con diversos matices y grados está más cargado a la "izquierda" que a la línea dictada desde Washington. Hay voces, inclusive, que proponen a Bush el dotar a Calderón de algunas medallas, aunque sean efímeras o falsas, para que se constituya en "líder" continental de una derecha aceitada desde Washington que "enfrente" a sus homólogos sudamericanos más descarriados. Pero lo único cierto es que de esta reunión hay que estar más atentos que nunca, no sólo de lo que oficialmente se diga, sino de las consecuencias prácticas que se puedan desprender de acuerdos secretos sobre petróleo y electricidad, los temas de fondo de una reunión de intereses en la que lo importante no son las personas provisionalmente encargadas de funciones presidenciales sino los grandes negocios posibles, trascendentes y, por el momento, innombrables.

Astillas:

La lectora Marisa Flores, al compartir con esta columna algunas reflexiones sobre la militarización del país, plantea: "Por cierto, ¿todavía tenemos Estado? Me lo pregunto por lo siguiente: si mandamos a los mexicanos a buscar trabajo en Estados Unidos, les pedimos prestado para el desarrollo del país y para nombrar presidentes, les mandamos a nuestros traficantes sin previo juicio porque no somos capaces de juzgarlos aquí y retenerlos en la cárcel, y ahora, para terminar, les pedimos que nos vengan a entrenar a militares y agentes de la PGR, ¿no será que el presidente de EU nos proponga que ya que no podemos con el cargo de gobernar, él se ocupará de eso de ahora en adelante?"... José Luis González relata lo que vive a propósito de la visita del presidente estadunidense: "Yo vivo en Xcantun y está del cocol. Pasan los helicópteros de los marines a muy baja altura. Se me ocurrió observarlos con los binoculares cuando pasaban encima de mi casa y al rato ya estaba uno de ellos de regreso, a más baja altura y pasando encima de mí. Claro que sentí temor, y ya esperaba la visita de los AFI o ve tú a saber quién. A la entrada del pueblo hay un montón de policías y soldados (la mayoría chavitos, por cierto). Hoy seguramente pondrán las rejas, y será más restringido el tránsito (¿Constitución? ¿Existe ese pedazo de jerga con que limpia las botas el lacayo a Bush?) Constantemente piden identificaciones para que demuestres que vives en el pueblo, y si tienes visita, seguramente no la van a dejar entrar. Y eso lleva ¡¡una semana!! De plano somos infraciudadanos. El pueblo está tomado; las canchas de futbol y de basquet, cerradas. Da rabia. Lo único positivo es que, al estilo priísta, pintaron, barrieron, limpiaron y arreglaron toda la entrada al pueblo. Hordas de trabajadores maquillaron el pueblo para el pedacito de tiempo que estará este tipo aquí"... A Ernesto Zedillo lo interpelaron varias veces, y hubo de fabricarse una exculpación al vapor sobre su compromiso con la democracia, pero de cualquier manera aprovechó un foro en Madrid para expresar su beneplácito con lo que hasta ahora ha hecho Calderón en la sedicente lucha contra el narcotráfico. El ex presidente español Felipe González se sumó a esas congratulaciones. ¡Oh, qué contento ha de estar Felipillo con esas estrellitas fugaces, mas la de Carlos Slim, en la frente!.. ¡Hasta mañana, mientras se investiga el contrato de confidencialidad entre el gobierno calderónico y el publicista gringo Dick Morris, uno de los promotores de la guerra electoral de odio de 2006!

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