viernes, 15 de mayo de 2009

Jornada: Salinas



Roberto Garduño, Enrique Méndez y Víctor Ballinas

La decisión de presionar al ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado desde la cúpula del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para que se retractara del contenido de la entrevista –hecha por Carmen Aristegui– en la que acusa de corrupción a su sucesor, Carlos Salinas de Gortari, se tomó el miércoles en el Senado, mientras transcurría la reunión plenaria de los priístas que participan en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.

A las 10:30 horas de ese día, Emilio Gamboa Patrón, coordinador de la bancada del tricolor en la Cámara de Diputados, se apartó de la reunión presidida por el senador Manlio Fabio Beltrones, y en la antesala comenzó a hablar por teléfono celular. Una de las llamadas, confió uno de los senadores presentes, fue a Salinas.

Gamboa –quien fue secretario particular de De la Madrid en Los Pinos y posteriormente se benefició del respaldo de Salinas, quien lo nombró secretario de Comunicaciones y Transportes– parecía preocupado.

Se alejó aún más para que nadie se le acercara, mientras hacía otra llamada a su amigo y benefactor –su padre, como confió su jefe de prensa, Héctor Lié–, De la Madrid, y le anunció que iría a visitarlo a su casa, en Francisco Sosa, en el centro de Coyoacán, el caserón conocido como El león rojo.

Mientras, en la plenaria de los priístas –en la que participaron los diputados César Duarte, Adolfo Mota, Marco Antonio Bernal, José Murat y Lorena Martínez, así como los senadores Fernando Castro Trenti, Carlos Jiménez Macías, Carlos Lozano de la Torre y Francisco Arroyo Vieyra–, un exaltado Jiménez Macías aseveraba que las declaraciones del ex presidente –un hombre afectado en su salud, afirmó– forman parte de la andanada y la campaña mediática instrumentada por el gobierno de Felipe Calderón para afectar electoralmente al PRI.

Se afirmó en el encuentro que la administración calderonista se ha aprovechado de una concatenación de hechos –la publicación de Derecho de réplica, de Carlos Ahumada; el reciente libro del ex candidato presidencial Roberto Madrazo, que calificaron de pésimo texto, y la entrevista realizada por Aristegui– para levantar una cortina de humo sobre los grandes problemas que afectan al país.

Fieles a su pragmatismo y a su tesitura, algunos de los presentes en la reunión primero alegaron no conocer el contenido de la conversación De la Madrid-Aristegui, pero después la emprendieron contra ella, a la que calificaron de sedicente periodista de izquierda.

Luego se sugirió que el indicado para pedir a De la Madrid desdecirse, dada su enorme cercanía, era Gamboa Patrón.

Uno de los participantes en la plenaria aseguró que al iniciar había irritación y preocupación. Estamos a siete semanas de las elecciones para diputados federales. Discutimos qué era lo que más convenía en este momento al partido. Se decidió que ni el diputado Gamboa ni el senador Beltrones saldrían a ser expuestos a los medios de comunicación, porque desde luego iban a ser los más buscados.

Un senador propuso que se hablara con la familia de Miguel de la Madrid y que se buscara a Salinas para frenar el asunto, y se nos dijo que no hiciéramos olas, que permaneciéramos en bajo perfil, porque para el PRI hacia fuera iba a ser un tema cerrado.

Diputados y senadores, se informó a La Jornada, “estupefactos, no daban crédito a los ataques. Del enojo, de la irritación, se pasó a la calma… No es momento de abrir más fuegos, se dijo, es claro que algunos medios de comunicación se han aliado con el gobierno panista para atacar al PRI. Hay que estar unidos, cerrar filas y hacer frente a los embates, que sí le han empezado a costarnos puntos. Ahí se dijo que los ataques del presidente del PAN sí han mellado (la intención de votar por) el PRI.”

Entre los legisladores “empezó a cobrar fuerza y a tomar forma lo que más tarde se difundiría: ‘la salud del ex presidente (De la Madrid) está menguada’. No sabemos si es la mejor defensa, pero es lo que nos queda”, referían.

Afuera, Gamboa ya preparaba su propia estrategia. No dejaba de hablar por teléfono. Y 15 minutos antes de las 11 ingresó en la reunión, para disculparse con Beltrones porque debía abandonar la sede senatorial. Los presentes aseguraron que entendieron que se dirigía a reunirse con De la Madrid. Y así fue.

El coordinador de los diputados se hizo acompañar a la salida de la casona de Xicoténcatl por José Murat, quien regresó a la plenaria, presidida por Beltrones.

En tanto, Gamboa llamó a su vocero, Lié, quien fue jefe de prensa de De la Madrid en la Secretaría de Programación y Presupuesto, para que lo acompañara a la casa del titular del Ejecutivo entre 1982 y 1988.

Llegaron antes del mediodía a la casa El león rojo. De la Madrid no estaba, porque había asistido a una cita médica. Gamboa y Lié lo esperaron. Una vez que llegó el ex presidente, él y Gamboa se encerraron en el despacho por hora y media.

Cinco horas después, Federico de la Madrid Cordero envió a los medios informativos el comunicado y las órdenes de inserción que se publicaron ayer, donde su padre se desdice.

El impacto de las declaraciones, a pesar del desplegado, fue tal en el PRI, que la presidenta Beatriz Paredes Rangel –quien la víspera calificó el escándalo de pleito entre particulares– convocó a una reunión urgente a Gamboa Patrón, en la sede del Comité Ejecutivo Nacional.


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