lunes, 18 de mayo de 2009

Jornada: Benedetti


Montevideo. Montevideo amaneció lluvioso, con el cielo encapotado, y la sede del Congreso, un palacio de mármol de estilo griego, lucía más gris que nunca cuando empezaron a llegar los uruguayos que querían despedirse del escritor Mario Benedetti.

Insustituible, único, inmortal, fueron palabras con las que cientos de uruguayos desfilaban frente al ataúd del poeta, algunos de ellos entre lágrimas, para dar el adiós al poeta en el imponente Salón de los Pasos Perdidos.

Decenas de coronas de flores recibidas -del presidente venezolano Hugo Chávez, del pueblo cubano, del cantante español Joaquín Sabina, entre otros- fueron colocadas en el salón cercanas al féretro.

Laura, una joven de poco más de 20 años, leía de una hoja que tenía en la mano: "Bonjour buon giorno guten morgen/despabílate amor y toma nota/sólo en el tercer mundo mueren cuarenta mil niños por día/en el plácido cielo despejado flotan los bombarderos y los buitres/cuatro millones tienen sida/la codicia depila la amazonia".

Y siguió, ensimismada, conmovida, porque allí, en ese edificio inmenso, donde se dictan las leyes del pequeño país sudamericano en el que nació el poeta, empezaron a velar los restos de "un joven de 88 años", que vivió para "abrir puertas de corazones propios y ajenos", según dijo Laura a Dpa. "Uno de esos hombres que no debieran morirse nunca".

"Buenos días good morning despabílate/en los ordenadores de la abuela onu/no caben más cadáveres de ruanda/los fundamentalistas degüellan a extranjeros/predica el papa contra los condones/ havelange estrangula a maradona".

Estos versos de Benedetti, publicados en 1997, forman parte de la frondosa poesía para jóvenes que legó a lo largo de su vida y que "fue una luz" que "siempre ayudó a seguir en la lucha", según diría poco después su hermano Raúl en una conversación con los periodistas junto a la capilla ardiente del Congreso.

Con un lenguaje sencillo, profundo, conmovedor y comprensible, Benedetti siempre mezcló amor y compromiso social, frustración y esperanza, sugerencia y reflexión, los "secretos" para cautivar a personas de diferentes culturas e intereses.

Así como los alertaba de los riesgos de la vida y los peligros que acechan al planeta y a los seres humanos, Benedetti era una enamorado de la vida.

Hace unos tres años, estando en Madrid con el también escritor Tomás De Mattos, actualmente Director de la Biblioteca Nacional de Uruguay, después de firmar autógrafos a unos 700 españoles que habían ido a escucharlo, "dos estupendas chicas porteñas (argentinas) se cruzaron con él en la vereda y le pidieron un autógrafo en una guía turística, que era lo único que tenían a mano", recordó De Mattos en la capilla.

Benedetti firmó y "recibió dos grandes besos". "Cuando ellas se fueorn, él, que era un gran esposo, nos dijo, casi rezongando: 'Bien dicen que Dios le da pan a quien no quiere tener dientes'. ¡Y tenía 84 años en esa época! Ese es el Benedetti que quiero recordar en este momento tan triste para todos", dijo De Mattos.

De cara al continente y al mundo, agregaron otros uruguayos anónimos que llegaron hasta el majestuoso Salón de los Pasos Perdidos del Congreso. Porque "Benedetti estaba comprometido con Uruguay, con América Latina y con el mundo", repitieron varios de sus admiradores.

La semilla del escritor uruguayo quedó sembrada en miles de jóvenes que lo amaron profundamente y le dieron "gracias por el fuego" que los ayudó a sobrevivir en tiempos difíciles para la humanidad.

A quienes les escribió "bonjour monsieur le maire/forza italia buon giorno/guten morgen ernst junger/opus dei buenos días/good morning hiroshima/despabílate amor/que el horror amanece...", pero a quienes también les obsequió un mensaje de esperanza.

A los jóvenes les queda "no decir amén/no dejar que les maten el amor/recuperar el habla y la utopía/ser jóvenes sin prisa y con memoria/situarse en una historia que es la suya/no convertirse en viejos prematuros/ Inventar la paz así sea a ponchazos/entenderse con la naturaleza y con la lluvia y los relámpagos/con el sentimiento y con la muerte/esa loca de atar y desatar".

El escritor al amor, la soledad, el compromiso político y últimamente también a la muerte, falleció ayer domingo en su casa, días después de recibir el alta de un hospital privado de Montevideo donde había sido internado por una afección intestinal crónica.

La salud del poeta, que también sufría asma crónico, se deterioró tras la muerte en el 2006 de su esposa Luz, con quien estuvo casado por 60 años. Su carrera se extendió durante seis décadas que incluyeron novelas, poemas, ensayos y obras de teatro.

Antes de morir, Benedetti daba los últimos retoques a un libro de poesías que pensaba titular Biografía para encontrarme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Benedetti is dead!