Los Legionarios, en lucha por el poder: Barranco
La congregación informará sobre la “debilidad humana” de su fundador.
Ciudad de México.-- A un año de la muerte del padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, la pugna interna por el poder de esta congregación ha iniciado al darse a conocer que éste tuvo una hija, dijo Bernardo Barranco, especialista en religión.
Para el ex legionario José Barba, vocero de quienes denunciaron los abusos sexuales de Maciel, esto es una muestra más de la doble moral de este “hombre pervertido”, que era una “máquina en la búsqueda del poder” y que en 1994 fue ejemplo del papa Juan Pablo II para la juventud.
Barranco, colaborador de MILENIO, aseguró que al hacer pública la existencia de una hija de Marcial Maciel y el reconocimiento de la legión, sólo significa que “la lucha por el poder al interior de esta congregación ha iniciado”, como sucede en las órdenes religiosas al morir el fundador.
En México, los voceros de los legionarios aseguraron que este hecho se manejó con mucha prudencia ante las “autoridades” vaticanas, que les dieron su total respaldo, y comunicaron que han iniciado de manera “sensible” una campaña para informar a sus seguidores sobre este hecho “de debilidad humana”.
La Conferencia del Episcopado Mexicano guardó silencio ante el hecho que convulsiona a la Iglesia católica que cada año pierde fieles. Sin una respuesta oficial, se mencionó que hasta no tener un comunicado de los legionarios se podrá opinar.
Sin embargo, se mencionó que desde la suspensión ad divinis del padre Maciel ya se había mencionado que tenía un hijo.
En entrevista con MILENIO, Javier Bravo, director de Comunicación de los Legionarios de Cristo en México, reconoció que esa noticia fue sorpresiva y la conocieron hacia “finales de su vida, porque había hechos que nos hacían pensar que a lo mejor la vida del fundador no fue acorde o no correspondiera a la de un fundador, pero de ninguna manera nos sentimos llamados a emitir ningún juicio, eso sólo le corresponde a Dios”.
Cuestionado si conocen a la hija o han tenido contacto con ella, señaló: “Hemos conocido los hechos, son difíciles de entender; no podemos, por el hecho en sí y por respeto, dar detalles. Debemos tener la reserva y la prudencia para afrontar esa situación y de alguna manera estos hechos no confirman otra acusación, pero sí ha habido el conocimiento de algunos hechos que no van acordes a la vida de un fundador”.
Desde un principio, dijo, se ha tenido el acompañamiento total de la autoridad eclesial, del Papa y de los cardenales en este proceso. Con ese respaldo, el actual director de la orden, Álvaro Corcuera, inició una serie de acercamientos con los líderes eclesiásticos de la orden para darles a conocer este hecho. Al revelarse en el blog Exlcblog, este hecho sólo “precipitó” la comunicación interna que se tenía.
Asimismo, descartó que este hecho cause un alejamiento de los seguidores de la congregación, por el contrario, se han recibido muestras de unidad al interior de los Legionarios de Cristo y de cardenales y obispos, preocupados por que se mantenga unida la orden.
El grupo “macielista” está representado por el sucesor de Marcial Maciel, el mexicano Álvaro Corcuera, quien prefiere conservar la figura y la obra de su fundador, y contrasta con la postura de clérigos legionarios de Estados Unidos y de Europa, que plantean el reconocimiento de las fallas y ejercen una presión interna. “Estamos ante una lucha por el poder que va más allá de éste, porque también se involucra la representación simbólica, retomar los orígenes de la obra y la conducción del aparato religioso legionario”.
El castigo
• Tras numerosas investigaciones de parte del Vaticano por abusos sexuales durante décadas contra seminaristas, el 19 de mayo de 2006 Benedicto XVI exigió a Marcial Maciel que renunciara “a todo ministerio público” de su actividad sacerdotal y llevara una vida “retirada de rezos y penitencias”.
• Con ese castigo, el Papa subrayó la línea de “tolerancia cero” adoptada para casos de ese tipo y otros contrarios a la moral de la Iglesia. La decisión fue un duro golpe para los Legionarios de Cristo, que vieron cómo su fundador caía en desgracia.
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