lunes, 7 de julio de 2008

Milenio: 2006



Entrevista: José Antonio Crespo • Investigador

“La elección de 2006 debió anularse”

El académico del CIDE afirma que no hay evidencia de fraude en los comicios presidenciales de hace dos años, pero sí inconsistencias que generan incertidumbre.


Sáb, 05/07/2008 - 06:34

En términos de religión política, durante la elección de 2006 y sus cruzadas poselectorales, México no se dividió en dos grupos, sino en tres: había aquellos que profesaban la creencia del fraude, pero no daban pruebas contundentes de tal aparición; existían otros que sermoneaban sobre la inmaculada infalibilidad electoral, pero se negaban a recontar los votos porque temían el advenimiento del demonio de la anulación, y había unos más, los agnósticos, quienes pensaban que por lo cerrado de la elección (234 mil votos, 0.6 por ciento de diferencia), habida cuenta de las inconsistencias en los resultados de las actas, no se sabía con certeza quién había ganado: Felipe Calderón o Andrés Manuel López Obrador.

José Antonio Crespo, académico y politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas, se ubica entre estos últimos, los que rechazan los absolutos. Fue por sus dudas sobre lo ocurrido hace dos años que se dedicó a investigar y desmenuzar lo asentado en las actas de escrutinio de 150 distritos de un total de 300. Y con ello quiso indagar qué fue lo que realmente ocurrió con la votación. El resultado de sus pesquisas y análisis se encuentra en un libro que recién publicó, al que le puso un título elocuente: 2006: hablan las actas, al que agregó un subtítulo académico: Las debilidades de la autoridad electoral mexicana (Editorial Debate).

Se trata hasta ahora de la única investigación con documentos oficiales sobre el controvertido proceso electoral de 2006. ¿Qué halló y qué no encontró Crespo, el profesor de la Facultad de Estudios Políticos del CIDE? Esto:

—Que en las 117 mil actas que captó el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) —sobre un total de 130 mil que hubo en la elección— había dos millones y medio de votos irregulares.

—Que 64 por ciento de las 130 mil actas (83 mil) tenían inconsistencias aritméticas, de acuerdo con un estudio del IFE.

—Que no había un sesgo a favor de Calderón o en perjuicio de López Obrador. O a la inversa.

—Que ni en el PREP ni en las actas había evidencias de un fraude orquestado.

—Que, sin embargo, en las actas que revisó, cerca de 65 mil de un total de 130 mil, y al depurar los 2.5 millones de votos irregulares del PREP, quedaron 315 mil votos irregulares (poco más de 0.75 por ciento del total), superiores a los 234 mil sufragios (0.6 por ciento del total) con que ganó Calderón.

—Que en una proyección estadística, esos 315 mil votos se convertirían en 600 mil sufragios en los 300 distritos.

—Que de acuerdo con la legislación electoral vigente en ese momento, el IFE tuvo que haber abierto paquetes electorales correspondientes a 64 por ciento de las actas y no sólo 11 por ciento, como ocurrió.

—Que el Tribunal Electoral, para transparentar la elección, debió haber abierto paquetes de 83 mil actas con inconsistencias y no únicamente 12 mil, como hizo.

—Que al no haber dado el tribunal certeza sobre el resultado, debió anular la elección.

***
—¿Por qué decidió investigar?

—Nunca me convenció la tesis del fraude. Ninguno de los elementos que presentó el PRD me convenció, salvo este de que las irregularidades podían superar la diferencia entre el primero y segundo lugares, lo cual en sí mismo no confirmaba que hubiera fraude, porque las inconsistencias se pueden cometer por error o dolo. Sin embargo, me parecía muy aventurado decir que con 0.6 por ciento de diferencia se podía saber, sin sombra de dudas, que Felipe Calderón había ganado si había tantas anomalías e inconsistencias en las actas. El margen de captación de error fue de 1.5 por ciento, similar al de 2000, lo cual no es un problema cuando ganas por siete puntos, como le sucedió a Vicente Fox en ese año, pero sí lo es cuando ganas por 0.6 por ciento, como en 2006.

El experto en temas electorales aclara: —No son indicadores de fraude las actas con inconsistencias, pero sí lo son de incertidumbre si no se depuran debidamente, como ocurrió. Y eso se puede hacer sólo con un recuento amplio de paquetes electorales. Había que transparentar y arrojar certeza sobre el resultado.

Crespo, investigador sobre los sistemas democráticos, cuestiona a las instituciones electorales:

—El propio tribunal, en su fallo, le dice al IFE: “oye, de acuerdo con el Cofipe, tenías que haber abierto en tu cómputo distrital todos estos paquetes para depurar, porque el resultado es muy cerrado”. Era de oficio para el IFE hacerlo, como le dijo el tribunal. Además, el propio tribunal podía reponer ese procedimiento o bien ordenar al IFE que lo repusiera con presencia del tribunal. Hay jurisprudencia del tribunal en ese sentido: cuando estés en situación extrema y por el procedimiento normal no puedas alcanzar certidumbre, abre los paquetes que haga falta para alcanzarla. Pero no quiso el tribunal. Sí podía, pero no quiso.

—¿Halló evidencia de fraude?

—En las actas no. Sólo de errores que uno no sabe por qué se cometen. La ley dice que esas inconsistencias, sean por error o por dolo, tú como tribunal debes saber porqué están ahí. Si como tribunal tú no logras saber por qué están ahí, y no las logras justificar y depurar, afectas la incertidumbre aunque no tengas muestras de que hayan sido por dolo. Queda la duda: a lo mejor fueron por dolo, a lo mejor no. A lo mejor unas sí, y otras no. Si sumamos mal los mexicanos y son errores humanos, se puede depurar abriendo. Y si son dolosos, también…

—¿Qué nos deja a los mexicanos su libro?

—Que en las actas no hay pruebas de fraude, pero sí hay evidencia, en documentación oficial consignada en las actas, que hay inconsistencias. Éstos no son cálculos, no son encuestas, no son estadísticas, no es el PREP; las actas son el único documento de donde puede emanar el resultado oficial, y registran un número de irregularidades superior a la ventaja de Felipe Calderón. Por lo tanto, oficialmente nos impiden saber por quién votó la mayoría del electorado. Las actas no permiten saber quién ganó.

—Para una democracia que se estaba construyendo con tanto esfuerzo… —le dejo la frase inconclusa y él la completa:

—Es un golpazo. Un golpazo. Un retroceso en mucho de lo que habíamos ganado a lo largo de 15 o 20 años. Habíamos ganado un buen nivel de credibilidad en las instituciones y buena parte de eso se viene para abajo. Para recuperar esa credibilidad después de lo que pasó es muy complicado, muy difícil…

—¿Cuál es su reflexión final?

—Una decepción enorme… Se descuidó lo que ya teníamos avanzado en democracia electoral, que no era poco para este país con nuestra historia de fraude. Lo que habíamos logrado entre el 94 y el 96 y hasta 2000 lo perdimos en poquísimo tiempo, y para recuperarlo va a costar mucho trabajo. Cuando la confianza se pierde es muy difícil recuperarla… Descuidaron, descuidamos, nuestra democracia, concluye Crespo, el agnóstico de 2006.

Las cifras
Evaluación documental150Distritos donde revisó actas
315 000Votos irregulares
234 000Sufragios por los que ganó Calderón
600 000Votos inconsistentes en los 300 distritos
64%Actas con inconsistencias
Juan Pablo Becerra-Acosta M.

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