miércoles, 2 de julio de 2008

Milenio: 2006

La última palabra sobre el 2 de julio

Cyro Gómez Leyva

Miércoles, 2 Julio, 2008

A José Antonio Crespo puede adjudicársele hoy la última palabra sobre lo ocurrido en las endiabladas elecciones presidenciales de 2006, que están cumpliendo dos años.

Con sudor, rigor metodológico, sumas, multiplicaciones y sentido común retó a los dos grandes mitos en su libro 2006: hablan las actas (Debate): el del magno fraude contra López Obrador y el del triunfo inobjetable de Calderón. Ninguno puede subordinar al otro, porque, asegura, sigue siendo imposible saber quién ganó.

Tras revisar las actas de escrutinio y cómputo de 150 de los 300 distritos, el autor detectó inconsistencias aritméticas en 63 por ciento de los casos. Pero el IFE sólo abrió y recontó 1.7 por ciento de los paquetes y el Tribunal Electoral poco menos del 12. Gravísimo, porque en las proyecciones del libro de Crespo las inconsistencias rondarían la monstruosa cifra de 633 mil votos, casi tres veces la diferencia oficial con que Calderón venció a López Obrador.

Por eso remueve la herida y afirma dos años después que “la única manera de saber la magnitud de las inconsistencias aritméticas era revisando directamente las actas de escrutinio”.

Que tales inconsistencias hayan sido producto del error o el dolo es irrelevante, concluye: lo esencial era recontar los votos o declarar nula la elección. No se hizo lo uno ni lo otro.

Los saldos saltan a la vista: la verdad aritmética del 2006 se desacopló de la verdad jurídica y, sobre todo, de la verdad histórica. El México político se partió en legales y legítimos, constitucionales y espurios. Y se cargó de encono, odio, sed de venganza.

Son los orígenes lógicos de una crisis que quién sabe en qué podrá devenir. Crespo los ha explicado mejor que nadie.

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