Astillero
Julio Hernández López Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
■ “Periodismo” selectivo
■ Te invito para pegarte
■ Enjundia facciosa en Televisa
No fue periodismo lo que se ejerció ayer en Televisa Chapultepec durante una “entrevista” a Andrés Manuel López Obrador sino una celada vengativa, una programada demostración de soberbia y desmesura y una comprobación al aire del encono profundo que guardan los dueños, directivos y estrellas de la principal empresa nacional de televisión al aspirante presidencial al que contribuyeron a defraudar electoralmente en 2006. Carlos Loret de Mola fue ayer impaciente y cortante, obsesivo en la búsqueda de descarrilar declarativamente a su presunto invitado, faccioso en cuanto se transmutó en contrincante dispuesto a saltar verbalmente encima del visitante para romperle el ritmo discursivo, de por sí lento, y para oponer a la visión y el verbo del malamente entrevistado las opiniones y deducciones de un anfitrión que manejó una “apertura” informativa, luego de año y medio de golpeteo, como una concesión personal o como el cumplimiento forzado y de mal humor de un trámite necesario para que la contaminadora empresa y sus empleados puedan adjudicarse un falso engomado de verificación democrática.
La agresividad matutina desplegada ayer en el canal dos de televisión abierta contrasta notablemente con el tono rutinariamente utilizado en ese y otros programas al entrevistar a funcionarios y políticos que son cuestionados por encima, tratados con amabilidad que todo lo diluye o, en caso extremo (sólo cuando es necesario), exhibidos sin enjundia ni persecución en sus contradicciones y errores, solidariamente pillados en falta pero sin que el conductor estrella asuma una postura adversa militante, propia más de quien forma parte de un litigio de partido que de quien se supone que actúa como periodista sin consigna. Con el mayor desparpajo, sin tribunales del santo oficio electrónico enfrente, desfilan por foros y programas de Televisa (y, con más descaro, en Televisión Azteca) los principales culpables de las desgracias del país y son tratados con complacencia general que, para aparentar acuciosidad, es salpicada con interrupciones menores, precisiones que suelen servir como preámbulo de más demagogia, y supuestos chispazos de ingenio y profundidad que no se vuelven insistencia, desesperación, descompostura facial, enojo evidente ni ruptura de reglas básicas ya no de periodismo sino incluso de cortesía.
La nueva tesis Televisa (te invito para pegarte) tendrá, desde luego, ilimitada oportunidad de demostrar que su puesta en práctica de ayer con López Obrador sólo fue la circunstancial inauguración de una nueva faceta periodística en la que los conductores de programas informativos se comportarán de similar manera con la amplísima nómina de políticos susceptibles de ser contradichos, impugnados y desprovistos del hilo argumental que desearen exponer (y que ya no habrá más entrevistas a modo, con guiones prestablecidos en los que el compareciente cómodamente se encuentre las preguntas para las que lleva respuestas aprendidas de memoria e incluso reacciones y frases estudiadas para enfrentar los cuestionamientos presuntamente peliagudos que también han sido convenidos. Por ejemplo, las entrevistas a Juan Camilo Mouriño). Ya se verá si frente a Felipe Calderón, a Mouriño o a otros miembros destacados del sistema al que Televisa pertenece se producirán joyas de enjundia persecutoria como las mostradas ayer por el economista que ha sido considerado uno de los líderes globales jóvenes de Latinoamérica.
Ya por último, sobre este tema, ha de señalarse que a pesar de la presión ejercida en su contra, y del entrampamiento en que quedó respecto a un párrafo de sus planteamientos de campaña en el que aceptaba cierto tipo de asociaciones de capital privado en Pemex, López Obrador pudo comenzar a instalar un nuevo golpe seco a la compañía gallego-michoacana, MuCal, a partir de contratos recientes en los que según eso aparece la firma del tesorito de Bucareli y, por otra parte, al darle más fuerza mediática a la denuncia sobre negocios con Repsol autorizados por Calderón cuando era secretario de Energía y ya instalado en Los Pinos.
Astillas
Salvo la ambición desbocada, parece que no tenían ningún plan notable los empresarios provisionalmente encargados de la administración federal que buscan hacerse del petróleo nacional (a menos que se quiera llamar “plan” a la práctica elemental de despojo en mercados y estaciones del Metro comúnmente llamada “descontón”). En el colmo de la impericia, el calderonismo cree posible resucitar al Zombi de Bucareli para que, convertido en algo parecido a los repartidores de directorios telefónicos casa por casa, lleve ejemplares del “diagnóstico” gubernamental sobre el petróleo a gobernadores y a obispos que, obviamente, le dan la suave al sedicente secretario de gobernación... Ayer fue el último programa de Charlas sobre filosofía que durante 15 años se transmitió semanalmente por una de las difusoras del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión (SJRT). Producido por el Departamento de Filosofía de la Universidad de Guadalajara, el citado programa fue sentenciado a muerte en razón de las nuevas políticas culturales del gobierno de sacristía que encabeza Emilio González Márquez, el donante de 90 millones de pesos para la construcción de un santuario cristero. En delante, todo lo que se difunda en las estaciones propiedad del Estado deberán “competir” con la radio comercial, a pesar de que el artículo sexto del acta constitutiva del SJRT, del 12 de enero de 1999, establece que no se perseguirán fines de lucro… Organizaciones de derechos humanos, feministas y ciudadanos en general se manifestaron ayer en Monterrey para exigir que uno de los diarios de aquella ciudad restituya en sus páginas la columna A bocajarro que escribía Sanjuana Martínez. Deseosos de entregar una carta con sus puntos de vista a directivos del diario, los manifestantes se quedaron con el texto en sus manos porque nadie lo quiso recibir… Y, mientras el director de la Comisión Federal de Electricidad (toda la CFE es Slim) usa impropiamente el nombre de la Fundación Heberto Castillo, y se escuda tras “testigos sociales”, ¡hasta mañana, con la evolución patrimonial de Fox declarada tres años bajo reserva por el calderonismo cómplice!
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