Astillero
Julio Hernández López Fax: 56 05 20 99 • juliohdz@jornada.com.mx
Lágrimas electrónicas de cocodrilo
¡Oh, la libertad de expresión!
Asonada (casi) en cadena nacional
Fraude confirmado: Ugalde se va
Así como Luis Carlos Ugalde llegó a convertirse, en defensa de su cargo, en impensable gladiador tardíamente defensor de la democracia, los concesionarios de radio y televisión, con sus estrellas conductoras al frente, se revelaron ayer, durante largas horas difundidas por canales insignia, como apasionados y en ocasiones insurrectos paladines de la antes mencionada democracia (ajonjolí de todas las facturaciones), la libertad de expresión, los derechos cívicos, la voz del pueblo, los supremos anhelos nacionales… ¡Oh, cuántos muros de honor habrán de faltar para esculpir en letras de oro los nombres (y las razones sociales) de tan súbitos héroes movidos por el patriótico interés de que no les sean retirados los fondos publicitarios electorales ni les sean tocados sus tiempos privilegiados de programación a las desinteresadas empresas que ayer se sacrificaron transmitiendo sin comerciales el intento de golpe mediático al Congreso, el respingo de última hora, el elogio del chapoyismo y el rating como cimientos morales de una nueva sociedad (facturable)!
Fariseísmo en virtual cadena nacional para defender los intereses empresariales en peligro. Víctimas los verdugos, peticionarios de voz quienes se la niegan a las causas nacionales importantes y las deforman y agreden, demandantes de pluralidad quienes juegan a la diversidad mediante mesas endogámicas de opinión con participantes con cola de cochino, mártires de la democracia quienes se prestaron a las maniobras de instalación y consolidación del fraude electoral presidencial, reclamantes de que sean escuchadas todas las voces involucradas en un asunto quienes han silenciado las grandes protestas populares por temas como la Ley del ISSSTE, por dar un ejemplo. El Estado somos nosotros, quisieron decir los concesionarios que con su estriptís de ayer enseñaron las intimidades que les unen con la histérica derecha venezolana (hubo ayer quienes calificaron de “virtual expropiación” la probable decisión unánime de los senadores en materia de tiempos oficiales para propaganda partidista). Día de hipocresías en pantalla, con segmentos de censores, chantajistas y corruptos disfrazados de luchadores sociales. ¡Oh, Patria mía!
El motín del Ejército del Rating y el Espot opacó la visita de López Obrador a San Lázaro, además de que un discurso sobrio y de propuestas no daría la misma nota que una gresca o algún incidente susceptible de ser manipulado para adjudicar violencia al ex candidato presidencial perredista. El tabasqueño insistió en su tesis de que con honestidad y austeridad puede evitarse el sacrificio económico del pueblo y llamó a los legisladores miembros del Frente Amplio Progresista a que practiquen la resistencia civil pacífica contra pretensiones de aprobar impuestos a la gasolina y el dísel (que a la hora de redactar esta columna parecían ir en vías de disminución respecto del proyecto original) y una propuesta fiscal calderónica que pretende congraciarse con los empresarios.
En el fragor de la revuelta de las cámaras y los micrófonos apenas se escuchó el crac que hizo el cuello del consejero presidente del IFE que sí había copelado (al 0.56 por ciento). Las bancadas legislativas involucradas en el caso acordaron la salida escalonada de los actuales miembros del Instituto del Fraude Electoral, con el profesor Elbo Esther Ugalde por delante. Nada garantiza que del venidero reparto partidista de cuotas en el IFE surja una composición confiable, pero por lo pronto es de justicia la destitución de los cómplices del 2 de julio de 2006, además de confirmar en los hechos la tesis sostenida por el propio Ugg Alde: su defenestración prueba el fraude electoral (se abre, desde luego, la temporada de caza de hueso súper bien pagado: intelectuales e intelectualas “independientes”, críticos amoldables y asesores varios se montan la escopeta de la redituable ecuanimidad para aspirar a las quincenas venideras del IFE).
El licenciado Calderón, mientras tanto… mientras tanto… ¡ah, anda fuera del país!, haciendo… haciendo… haciéndose preparativos para el próximo Grititito (diminutivo por cortesía del Perro con Bermudas). Por lo pronto, sus edecanes militares se permitieron ayer una amable ampliación del cerco en el Zócalo con el que pretenden impedir que el próximo 15 una ceremonia cívica se convierta en rechazo y rechifla personalizada. Duelo de poderes entre una rueda de la fortuna, una lotería (en la que Isela Vega, Margarita Isabel y otros personajes han cantado las cartas) y una feria cultural que han visto achicado su espacio por el avance de vallas y botas.
Más datos para la programación de la magna telenovela nacional: el EPR dice desde fuentes imposibles de confirmar que sí es el responsable de los estallidos de ductos petroleros y tal versión es dada sin chistar como oficial, mientras representaciones empresariales aseguran que mil firmas están en problemas de abasto y eventual paro por las explosiones que tomaron en la India a Calderón promoviendo la estabilidad y la paz sociales de México que según eso invitan a la confiada inversión extranjera. Ah, y el licenciado Felipe sigue rebasándose a sí mismo por la izquierda, de tal manera que este jueves recibirá las cartas credenciales de los embajadores de Cuba y Venezuela aunque, en tanto, el embajador de Estados Unidos en México, Tony Garza, habla en tono de mal agüero de que ambos países están trabajando unidos para enfrentar el narcotráfico y el terrorismo (una traducción posible significaría que los gringos están por meter las manos en territorio mexicano por cuestiones “de seguridad”).
Y, mientras los jubilados ferrocarrileros insisten en exigir que sea castigado el saqueador de fondos sindicales llamado Víctor Flores, presunto líder que en realidad ha sido un aprovechadísimo verdugo, ¡hasta mañana, en este país de telenovelas políticas!
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