jueves, 29 de marzo de 2007

Ocampo: el congreso constituyente de 1856


Para cumplir con el punto 5o. del Plan de Ayutla, el gobierno revolucionario convocó al Congreso que debería constituir a la nación conforme al nuevo orden social que se pretendía implantar.

Melchor Ocampo fue favorecido por los votos del Distrito, y los Estados de México y Michoacán, pero tardó en presentarse a las reuniones; finálmente lo hizo, y optó por la representación michoacana "en razón de su nacimiento".

Fue nombrado miembro de la Comisión de Constitución, reconociéndolo como una de "las principales capacidades del Congreso". Una semana más larde se le designó secretario de la misma Comisión; yel 29 de febrero de 1856 fue electo Presidente del Congreso.

En el curso de las deliberaciones de la Asamblea Constitutiva, Ocampo tuvo numerosas intervenciones; como puede verse en la Historia del Congreso escrita por Francisco Zarco.

Fue uno de los diputados más activos en la tribuna y en la redacción de los dictámenes, y sin embargo se retiró del Congreso en el mes de diciembre, sin licencia. Regresó tan sólo para pedir que se le permitiera firmar el proyecto de Constitución.

Su conducta y los motivos de su separación fueron explicados por él hasta después de jurada la nueva Carta Magna. Remitió una comunicación al periódico El siglo diez y nueve para satisfacer a sus electores sobre el fondo político de su separación.

Nuevamente fue la insumisión de su carácter la causa de este incidente. De nuevo en desacuerdo con la conducta titubeante y apaciguadora de Ignacio Comonfort. Esta vez había demostrado debilidad ante los sublevados de Puebla, y por segunda ocasión capitulaba ante ellos, y por su afán apaciguador tornaba en derrota lo que era ya un triunfo.

Numerosos diputados condenaron al gobierno por esa muestra de debilidad. La opinión pública se hallaba en efervescencia y había descontento, que el mismo gobierno pretendió canalizar hacia el Congreso, en declaraciones de que habían sido "los principios humanitarios y filantrópitos" de la Asamblea los que habían servido de norma en las capotulaciones con los conservadores de Puebla.

Ocampo se manifestó enérgico en su condenación del gobierno, y rechazó el juego que pretendía convertir al Congreso en chivo expiatorio de los actos gubernamentales. Fue tan radical su intervención que temió seriamente e un rompimiento entre el Constituyente y el Presidente interino.

Comprendió don Melchor que no podía permanecer en su puesto de diputado sin traicionar sus ideas. De continuar allí, hubiera prolongado la lucha contra las transacciones del gobierno, y los resultados podían ser funestos, en beneficio solamente de la reacción.

Como siempre, se retiró a su hacienda, y desde allí escribió al periódico la carta del 7 de abril. Este documento ha sido publicado en Morelia con un magnífico estudio del maestro Antonio Martínez Báez.

Debe ser ampliamente conocido este documento que, como dice el mismo maestro, "une a la belleza de su estilo literario, el valor de un testimonio directo acerca de su personal actitud política en los problemas que surgieroll entre el Congreso y el gobierno provisional".

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