Además de bocón
Espino y sus 14 traidores del PRI
Alvaro Cepeda Neri
Manuel Espino Barrientos —lo de Jesús le sobra, pues con la cara diabólica que tiene se asemeja más a uno de los sanedrines que ordenaron la crucifixión de Jesús-Cristo— en su gira latinoamericana (dorado exilio a donde lo mandaron para que no ande conspirando con Fox para sabotear a Calderón), ante estudiantes de una universidad derechista, como siempre, se fue de la lengua. Aunque representa los intereses golpistas de Fox, lo exhibió como “el más acérrimo promotor de que Andrés Manuel López Obrador fuese desaforado y pudiese ser destituido del gobierno de la capital, enjuiciado y llevado a prisión” (Reforma: 23/II/07).
Y vomitó más, al asegurar: “Decidimos como partido, sin el candidato, acudir a los líderes del PRI, que los más fuertes eran los gobernadores priístas; hablamos con 14 gobernadores” a quienes mostramos la “conveniencia del triunfo de Calderón”. Pero calló (servil al principio religioso) porque “se dice el pecado, pero no el pecador”, los nombres de esos 14 traidores al priísmo y a cambio de qué maniobraron para el fraude electoral en esas entidades.
Cínico y capaz de continuar con su deslealtad a Calderón, se guardó la lista encabezada por el (des)gobernador Robinson-Bours, de Sonora y “Nati” González Parás, de Nuevo León. Los otros doce: de Chihuahua, Tamaulipas, Durango, Veracruz, Campeche, Coahuila, Hidalgo, Estado de México, Puebla, Tabasco, Colima, Sinaloa y Salazar Mendiguchía de Chiapas y Nayarit.
Las encuestas del IFE, diz que ultra secretas, filtraron, cuatro días antes de las elecciones, que López Obrador iba arriba con cinco puntos, lo que facilitaría una victoria arrasadora. Se esfumaron por labor de zapa de los 14 (des)gobernadores del PRI que se aliaron, en segura complicidad de a tanto más cuanto con las manipulaciones de Fox con el mismo IFE, el Tribunal Federal Electoral y la tremenda Corte de Azuela. Tan es así que Robinson-Bours, a voz en cuello, asegura que no prosperarán las denuncias en su contra en la PGR por parte de este periodista y cuando mucho se ganará una recomendación de la CNDH, ya que Calderón le tiene que pagar las facturas electorales por hacerlo ganar la Presidencia.
Fueron, pues, 14 traidores del PRI que, en un toma y daca, hicieron que los priístas sufragaran por el PAN en una maquinación donde Espino, con maletas llenas de dinero o compromisos a nombre de Calderón, fue el cerebrito fascista para que el candidato derechista, a muy duras penas, obtuviera un puñado de votos más que su cercano adversario. Espino, así, le restó legitimidad a Calderón, y sigue vulnerándolo con su estilo de que el “pez muere por la boca”.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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